Diseñar una ciudad no es tarea para políticos, aunque tengan buenas intenciones. Hay que contar con información técnica, especialmente cuando el sentido común es escaso. Ya hemos comentado el caso del diseño de los carriles bici en Málaga, un desastre que, aunque va mejorando con parches, consigue que muchos ciclistas prefieran no usar los carriles bici.
Otro tema, pendiente en muchas ciudades, es estudiar la iluminación urbana y la contaminación lumínica. Pensemos que una de cada tres personas del mundo no ha visto nunca la Vía Láctea por la contaminación lumínica (en EE.UU. son aún menos). En esto también, Málaga es paradigma de lo que no se debe hacer, incumpliendo todos los puntos que se enumeran a continuación (ver galería de fotos más abajo):
- Demasiada iluminación: Para ver si hay demasiada iluminación debemos aplicar la «regla del libro«, según la cual decimos que hay demasiada iluminación si de noche podemos leer un libro en la calle con comodidad. Es absurdo iluminar una ciudad para que pueda leerse un libro en todas sus calles a cualquier hora de la noche. Más que absurdo, es innecesario, caro y extremadamente contaminante. El problema se eleva hasta el éxtasis del despilfarro con motivo de la Navidad.
- Las farolas son sólo para la noche: Algo que es elemental, pero sin embargo muchas ciudades encienden y apagan mal las farolas. Málaga es un ejemplo extremo pues todo el año se ven farolas encendidas cuando ya ha amanecido y mucho antes de que anochezca.
- Las farolas no deben estar encendidas toda la noche: En zonas de poco tránsito no tiene sentido mantener todas las farolas encendidas toda la noche. Apagarlas (aunque fuera la mitad) de 1 a 6 de la madrugada ahorraría muchos megavatios-hora de energía, pero sobre todo ahorraría contaminación y gastos sanitarios.
- Las farolas deben iluminar el suelo: La luz que se lanza al cielo no vuelve y nos impide ver las estrellas, además de ocasionar problemas de insomnio y graves efectos a la fauna. Esa es la contaminación lumínica. El tipo de farola es importante. Así, mientras hay modelos que permiten que la luz escape al cielo y que deberían estar prohibidos, también hay otros tipos de farolas que dirigen bien la luz al suelo, utilizan sólo energía solar o incorporan bombillas LED (que dicen que consumen menos de la mitad que las de sodio, aunque hay que tener en cuenta otras consideraciones).
- Poner farolas más altas que los árboles no ilumina el suelo: Puede parecer elemental pero muchos «diseñadores urbanos» no piensan que las farolas deben estar por debajo de los árboles. Gastamos demasiado dinero en iluminar las copas de los árboles (no se pierdan las fotos más abajo).
- Las farolas no deben estorbar: Tanto si vas caminando, en silla de ruedas, con un carro de bebé o con el carrito de la compra, una farola no debería estorbar. Si estorba, el fallo es de la persona que decidió colocarla ahí. Observe que las farolas nunca entorpecen el tránsito de coches (los reyes de la ciudad), pero sí estorban en aceras y carriles bici.
- ¿De verdad hay que iluminar tanto las circunvalaciones de las ciudades? En las autoescuelas se enseña que los conductores deben adecuar su velocidad a las condiciones existentes (tipo de vía, estado de la calzada, iluminación…). Pagamos demasiado dinero para que los coches puedan correr más de noche.
La contaminación lumínica es algo poco reconocido por los ayuntamientos, pero generan muchos gastos e inconvenientes. Por ejemplo, las luciérnagas están desapareciendo por la urbanización excesiva.
Algunos cambios hacia lo que necesitamos no dependen de los políticos, sino de la sociedad. Los políticos que emanan de esta sociedad están tan faltos de conciencia como la sociedad que les permite gobernar. Así pues, tenemos que hacer una autocrítica como sociedad, pero también debemos exigir que los políticos se tomen la molestia de intentar hacer las cosas bien, y no hacerlas sin pensar, cosa que queda clara en las siguientes fotos sobre iluminación urbana en Málaga… ¿En tu ciudad se hace mejor? (Déjanos un comentario).
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- Mucha Luz y Pocas Luces (sobre Contaminación Lumínica).
Felicidades por el artículo, Pepe, y gracias por escribirlo e ilustrarlo.
Efectivamente, la contaminación lumínica en Málaga es apabullante. Según estimaciones propias basadas en medidas de brillo de fondo del cielo, en una noche con las condiciones atmosféricas óptimas, el brillo del fondo del cielo es en torno a 30-50 veces el natural. Pero es que en una noche «mala» (nublado), puede llegar a 50000-100000 veces superior a los valores que serían naturales.
Las implicaciones ambientales, económicas y culturales son evidentes, aunque se prefiera mirar para otro lado. Las sanitarias no son tan fáciles de determinar por estar muy interrelacionadas con otros aspectos de nuestra forma de vida y porque es imposible encontrar en nuestro entorno un verdadero «grupo de control». Pero cada vez hay más estudios que relacionan la iluminación nocturna (no sólo la debida a la contaminación lumínica) con enfermedades relacionadas con el sistema nervioso (depresión, ansiedad, estrés, insomnio) y con otras enfermedades graves como la diabetes y ciertos tipos de cáncer (colon, próstata y mama), al menos como uno más de los factores a tener en cuenta en su origen y desarrollo.
El mecanismo subyacente a todos estos procesos parece estar basado en el efecto disruptor del sistema endocrino que produce la bajada o incluso eliminación de la producción de melatonina, reguladora de los ritmos circadianos del organismo. Este efecto se produce sobre todo cuando se combina un entorno demasiado oscuro durante el día y demasiado luminoso durante la noche. Este ritmo básico externo sirve a nuestro cuerpo para regular o sincronizar sus ritmos metabólicos de actividad/reposo y, si se altera, puede provocar disfunciones o enfermedades.
En cuanto a los LED, no todos ellos consumen menos de la mitad que las lámparas de sodio. De éstas, las mejores sin duda respecto a la contaminación lumínica siguen siendo las de vapor de sodio a baja presión, que tienen una eficacia muy superior a la de los LED comerciales actuales. El efecto de la gran mayoría de nuevas instalaciones LED actuales es, globalmente, mucho más pernicioso en lo que se refiere a CL que las anteriores instalaciones de vapor de sodio, aunque éstas sean de alta presión (las más comunes, y menos eficaces que las de baja presión). Aunque los LED tienen ciertas ventajas (más facilidad para orientar el flujo luminoso y evitar deslumbramientos e intrusión lumínica, cosa que no siempre se intenta, posibilidad de regulación de intensidad, y de encendido y apagado inmediatos), en la práctica tienen otros gravísimos inconvenientes.
El primero es la elevada emisión en azul, que precisamente es la parte del espectro que más se esparce en la atmósfera (esparcimiento de Rayleigh) y más contamina a más distancia, siendo su luz imposible de filtrar por los astrónomos (a diferencia de la del vapor de sodio a baja presión). Eso hace que, a igualdad de flujo luminoso, un LED de 4000 K contamine en torno a 2,5 veces más que una lámpara de vapor de sodio a alta presión. Además, este color de la luz es el que más afecta a los ritmos circadianos y actúa como verdadero insecticida indiscriminado al impedir el desarrollo larvario de algunos insectos. Por eso, ya puestos a colocar LED y no vapor de sodio a baja presión (que, por cierto, Philips ya no comercializa en España), no deberían emplearse LED de más de 1800 K de forma habitual, con mucha menos proporción de azul que los de más temperatua de color. Yo sólo conozco unos de 2200 K, llamados LED PCAmbar-puro, aunque los más habituales son los bastante contaminantes LED PCAmbar de 3000 K. Lo que sucede es que, a día de hoy, los LED de 1800 K son muy escasos y no son tan eficaces como los de 3000 K – 4000 K que se están poniendo por todos lados. Pensemos que las directivas europeas y las subvenciones están orientadas únicamente al consumo energético, y no al sentido de la iluminación ni a controlar sus efectos de contaminación lumínica, con lo que se está produciendo una auténtica avalancha pro-LED que no tiene en cuenta sus efectos perjudiciales, subvencionada desde diputaciones, estado y UE y aplicada por ayuntamientos (muy especielmente rurales) que se dejan guiar de forma similar a como los ciudadanos fuimos incentivados durante años a la adquisición de vehículos diésel.
Otro inconveniente es la extensión e intensidad de las nuevas instalaciones. A pesar de la (supuesta) mayor eficacia, para mantener o aumentar la sobreiluminación previa o extenderla a lugares antes sin iluminar, globalmente al final se produce un aumento del consumo (que es lo que produce más contaminación y emisiones de CO2) a pesar de que las etiquetas energéticas indiquen «B» o incluso «A». Y eso sin contar con el coste ambiental y económico del cambio de instalación cuando la anterior aún está operativa.
En general, a pesar de la publicidad y propaganda, NO puede decirse que «los LED consuman menos de la mitad que el sodio». Están los led PC-Ámbar de hasta 100 lm/W, que está muy bien e iguala a la mayoría de los de 3000 K. Lo que pasa es que en 3000 K hay mayor diversidad y alguno lo supera hasta 143 lm/W (siempre dentro del listado del IAC). Desde el punto de vista energético, a día de hoy, las lámparas clásicas de sodio (a alta o baja presión) no son más ineficaces que sus equivalentes LED. En algunos casos, al contrario, aunque éstos tienen otras ventajas (posibilidad de regulación de intensidad, apagado/encendido instantáneos, más facilidad para dirigir el haz luminoso…).
Haz clic para acceder a listados.pdf
Debo corregir mi anterior comentario, basándome en el documento anterior de la Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Canarias donde se certifican las luminarias y lámparas más respetuosas con el cielo nocturno, suponiendo que la instalación esté correctamente hecha y sea pertinente. Lamento la confusión que haya podido crear.
Donde dije: «Yo sólo conozco unos de 2200 K, llamados LED PCAmbar-puro, aunque los más habituales son los bastante contaminantes LED PCAmbar de 3000 K. Lo que sucede es que, a día de hoy, los LED de 1800 K son muy escasos y no son tan eficaces como los de 3000 K – 4000 K que se están poniendo por todos lados».
Debo decir: «Yo sólo conozco unos de aproximadamente 1800 K (1700 K – 2200 K), llamados LED PC Ambar, equivalentes a las lámparas de vapor de sodio a alta presión (VSAP). Los LED amber o VSBP (equivalente al vapor de sodio a baja presión) son mucho mejores desde el punto de vista astronómico, al ser casi monocromáticos. En morado en la lista, son los mejores después del VSBP y el VSAP clásicos.
Los más habituales, sin embargo, son los LED de 3000 K, mucho más contaminantes (en azul en la lista, que no están permitidos en La Palma, ni están recomendados en zonas protegidas). A día de hoy, los LED de 1800 K o menos son escasos, pero los hay (ver muchos VSAP, en amarillo y los VSBP en morado). Los de menor temperatura de color (éstos, 2200 K y PC Ambar – equivalentes al vapor de sodio a alta presión o VSAP-) son rechazados habitualmente por los clientes y por los comerciales por su aspecto y estrategias comerciales, aun cuando su eficacia sea en muchos casos similar a la de los LED 3000 K.»
Por cierto, en Adra tampoco se hace mejor que en Málaga.
Jesús, gracias a ti por tan buena documentación. Ambos creemos que es un tema importante. Te invitamos a escribir un artículo explicando y aclarando el tema de la iluminación LED: ventajas, inconvenientes y cómo hacerlo bien. Efectivamente, se está incentivando la iluminación LED, quizás demasiado…
¡Ánimo!
Un artículo así existe desde hace años y sigue siendo totalmente válido y actual:
Haz clic para acceder a herranz-olle-jauregui2011.pdf
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buenas noches
me pareció muy interesante este articulo ya que muy pocas personas conocen que las farolas o lamparas producen este tipo de contaminación como lo es la lumínica, esto ademas de generar grandes impactos ambientales como lo son la perdida de visibilidad de los fenómenos en el cielo, también genera impactos en nuestra salud como por ejemplo el insomnio debido al alto nivel de luz que estas producen.
para tratar de mejorar esto se deben buscar maneras menos contaminantes para iluminar las ciudades como por ejemplo bombillos ahorradores de energía, que ademas de que disminuyen el gasto de energía también disminuyen los daños generados.
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