Joaquín Araújo, es un español, periodista y escritor de la Naturaleza. Trabajó con Félix Rodríguez de la Fuente y ha participado, dirigido y escrito multitud de programas de TV, documentales, enciclopedias sobre Naturaleza, libros, artículos, conferencias… Para él, el dato más importante es que ha plantado más de 19.000 árboles y ha propiciado que otros planten más de un millón. Es ecologista militante en diversos grupos y en su finca de Extremadura aplica la agricultura ecológica.
En una entrevista publicada en el boletín trimestral de GreenPeace (núm. 63), a propósito de la conciencia ecológica en España afirmaba que: «La gente se da por enterada pero paralelamente se otorga una especie de auto complacencia irresponsable para no participar en la solución de los problemas. La crisis ambiental es una crisis humanística. Un correcto humanista no puede destruir la naturaleza, un enamorado del ser humano es un enamorado de la vida y un verdadero humanista es un ecologista».
En su libro «Ecos… lógicos, para entender la Ecología» (2000), hace un balance realista y optimista (algo difícil), de la situación actual del planeta, de cómo debe entenderse la Ecología y de como deben verse los Ecologistas.
El libro merece ser leído completamente, pero para aquellos que quieran un brevísimo resumen, a continuación va un extracto de algunas de las citas más interesantes, que deben ser leídas con detenimiento para empaparse con su contenido:
Contra el CONSUMISMO:

“Relatos Ecoanimalistas” —Colección de relatos cortos, ideal para regalar a personas, sean o no ecologistas o animalistas. Aumentará la conciencia ambiental del planeta. Gracias.
«La peor plaga en cuanto al uso de energías duras, sucias y feas sigue siendo, como en tantos otros frentes, el derroche.»
«La urbe contagia la pandemia de las pandemias porque, en realidad, a las capitales se las ha reducido casi exclusivamente a la categoría de espacio de consumo. Por tanto, su objetivo, querido o no, consciente o subliminal, es consumirlo todo, incluso a los consumidores. Las urbes son el cerebro del mundo y de las sociedades humanas. Pero el corazón sigue siendo la Naturaleza. Esa que funciona desde hace millones de años, de acuerdo con una expresión de algunos filósofos presocráticos que podría ser calificada de una de las más brillantes de la historia: «de nada demasiado» (nequid nimis). Para ir del mucho de todo al de nada demasiado no hay más remedio que ecologizar la urbe. Abrir nuestra cabeza a nuestro corazón.»
«La religión del crecimiento como panacea es descreída en cuanto se resta el daño ambiental a las cuentas de resultados. El modelo CONSUMISTA queda socavado no sólo con la evidencia de su inviable futuro, sino también porque en nombre del individualismo destruye al individuo en cuanto ésto no consigue triunfar. Un sistema que también fracasa por crear un cuarto mundo dentro del primero. Pero sobre todo por desheredar a los no nacidos. Si la herencia siempre fue un acto de solidaridad, la que deja este modelo económico es claramente egoísta. El desgaste de los recursos, de los procesos vitales, de la belleza de los panoramas, de la levedad y de la lentitud son de tal magnitud que tales delicias apenas podrán ser conocidas por las generaciones futuras. Y al menos deberían poder elegir. La rebeldía late aún frente al ciego acatamiento de una realidad decretada.
Así en el fondo.
En la forma, sobre todo la alegría por las incertidumbres, el placer por los paisajes no derruidos, una sencilla pero clara austeridad y una serena aceptación del compromiso como estilo de vida.
Seguimos, en cualquier caso, dudando de todo, acaso más que nada de nosotros mismos, como el San Manuel Bueno de Unamuno, pero estamos bastante seguros de que sin creer en Dios se puede hacer un milagro. Y el nuestro es el considerar que no hay más bella lucha que aquella que se emprende contra lo irremediable.»
«Reducir nuestro consumo de energía equivale hoy a una transfusión a un organismo que ha perdido parte de su fluido vital. Y, además, tenemos banco de sangre. Sólo que éste no se basa en acumular, sino precisamente en desprendernos de excesos, en desacelerar nuestras prisas, mejorar los horarios, aislar mejor nuestros hogares, convivir más en los trenes, autobuses, metros; apagar los puntos de luz no estrictamente necesarios, ver menos televisión, jugar todos los partidos de fútbol y otros deportes con luz solar. (…) La mayoría de las calefacciones deberían contribuir a no superar los 25 grados de media en las viviendas. (…) Incluso se ganaría muy bien el sueldo un empleado, por cada 25, exclusivamente dedicado a minimizar los costes de energía. (…) Si éramos enfermedad, seamos medicina.»
Contra el CONSUMISMO, en Navidad:
«¿Y qué son unas Navidades sin consumo exacerbado? Poco, muy poco, desde el momento en que la pésima memoria a la que nos ha encadenado la sociedad de lo instantáneo no puede abrir la puerta a otra forma de celebrar la vida que no sea comprando o vendiendo. Pero las hay, están ahí, al alcance de esa emoción primera que Camus, cada día nos acordamos más de él, definió como «la permanente búsqueda que el humano realiza a través de los atajos del arte». Emoción que él también encontró en la Naturaleza.»
«Navidades, efemérides que celebra el nacimiento de nuestra propia cultura y de su principal referencia en lo trascendental. Y lo hacemos oficiando el verdadero rito: la compra. Gusta gastar. Incluso se ha instalado muy confortablemente en casi todos el deseo de que el gasto se gaste cuanto antes: así podemos repetir la ceremonia que se pretende explique y sostenga todo. De ahí que en el fondo, y por mucho que invariablemente por estas fechas se nos caiga a todos una crítica al CONSUMISMO, pocas actitudes tengan más soporte real, el de la apetencia, que esta concentración de hitos comerciales.»
«Nada resulta más grato que el festejo, sobre todo el colectivo. Más fiestas y no menos nos merecemos. Todavía estamos lejos de aprovechar el ahorro de horas de trabajo que la tecnología regala. Y aún más de ese 75% de tiempo para holgar que disfrutaron las culturas del bosque o del 50% de días feriados que fueron norma durante la Edad Media.
Lo que entra de lleno en lo paradójico es que nuestra forma de amortiguar el siempre duro paso de la última página del calendario, el cumpleaños colectivo que nos derrota, la consumación del proyecto incumplido durante los 12 meses, sea CONSUMIR exponencialmente, ¡con lo que cansa!. En lugar de antídotos usamos más dosis de lo mismo. Cosas. Que exigirán mucho más trabajo y menos disfrute. El despilfarro siempre es una máscara, que, sin duda, consuela, pero que también suplanta la memoria. Lejos estamos de recordar que la fiesta (de la Navidad) es de recuperación, de un principio, que para unos es el fundador de religión y para otros desde más lejos y antiguo el de un ciclo natural.»
«¿Seremos capaces de crear algún día las efemérides del no gastar? ¿Celebraremos lo que nos llega gratis y es lo más indispensable? Me estoy refiriendo a las estaciones y los días, a los climas y los paisajes, al aire que respiramos y al agua que bebemos.»
Contra la adoración del DINERO y el sólo tener TIEMPO para él:
«Epicuro, escribió el que considero uno de los mejores aforismos de la historia, a la vez que uno de los menos actuales: «Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco». Y, además, insistió en que detenerse cuando se alcanza lo suficiente es una de las condiciones básicas para poder disfrutar de la vida. Sin duda porque cuando lo consigues ganas una gran cantidad de tiempo, para la libertad y para el ocio creativo. Cierto es que actualmente no podemos estar más lejos de la sencillez y la austeridad epicúreas como fuentes de placer. Alguien nos tiene muy convencidos de que sólo con más, y por encima de los demás, alcanzaremos deleites. Ante todo porque éstos han quedado demasiado relacionados con las diversas formas del poder. Comprar no lo necesario, sino sobre todo lo superfluo como manifestación de poder.»
«Aquello de «más alto, más fuerte, más rápido», que no estaba nada mal como retos físicos personales, es hoy, en realidad, más dinero, más fama y más poder.»
«A la velocidad de consumo actual, el colapso está literalmente garantizado antes de medio siglo (…) La generación viva de los 20 países «desarrollados», ha consumido más energía, materias, naturaleza en suma, que las 460 precedentes y actuales en el resto del planeta. Es decir: más que todos los otros miembros de nuestra especie desde que ésta existe. La primera reconquista de un Tiempo creativo sería la de dejar de valorar el trabajo en relación a las horas invertidas en él. (…) Estaríamos ya en el buen camino de al menos desterrar el extendido insulto social de ese «no tengo tiempo para nada» que los atareados han convertido en impúdico exhibicionismo de su propia esclavitud.»
«Más aún que al espacio, roído hasta su médula, lo que nuestra civilización ha conseguido menoscabar es al tiempo. Sobre todo a las cadencias y ritmos que los ciclos vitales exigen para su propia continuidad y la nuestra. (…) La velocidad en el transporte y en la comunicación se saldan con la depreciación, no sólo económica de los paisajes y sus contenidos, sino sobre todo de su sentido. (…) Se llega así a la actual ESPIRITUALIZACION DEL DINERO y por su omnipresencia y poder, a una adoración universal como jamás soñaron los profetas para sus dioses.»
AMENAZAS a la NATURALEZA, el «pasotismo» de muchos y el SER ECOLOGICO:
«A pesar de que interrogar ya es empezar a contestar, nosotros, demasiadas veces y con pereza creciente, renunciamos al obligado ejercicio de la búsqueda en todas las direcciones»
«Recordemos el comunicado conjunto de las Academias de Ciencias de Estados Unidos de América e Inglaterra en el 1992, cuando manifestaron: «Ya no se puede confiar en los avances de la ciencia para paliar el deterioro ambiental y la pobreza». Afortunadamente caben otras dimensiones, como la ética y el seguir peleando por la creación y acrecentamiento de los criterios independientes. Sobre todo de los intereses. La duda es un buen flotador. Y ante la duda de que estemos o no en pleno cambio climático nada parece tan razonable como actuar cautamente, es decir, reduciendo nuestras contaminaciones. Lástima que eso choque de frente con el mejor negocio de todos los tiempos: el consumo de energía. Cuando todo, absolutamente todo lo que hacemos se puede conseguir gastando hasta un 50% menos. Y para que este debate no sea más humo en el aire convendría tener presente que mientras para los de «aquí no pasa nada» se les nota que sus fines están encarcelados por sus intereses, los que buscan más transparencia, el fluir de la vida y su continuidad pasan el examen del altruismo, pues no se benefician directamente de tal actitud.»
«Buena parte de nuestro modelo económico es como sembrar sal que vuelve yermos a los cultivares.»
«La legítima búsqueda de la salud para todos y el Todo está permanentemente jalonada de la contemplación de lo que milita en el bando contrario: el abuso, la indiferencia, la destrucción de la belleza, el consumismo y la degradación de demasiados horizontes, valores y procesos. En conjunto, indispensables para continuar. Por suerte también hay descansos, alegrías y esperanzas. Pocos, pero los hay.»
««Al hombre ciertamente se le arrebata la pureza del aire y del agua, pero también se le amputa el lenguaje, y el paisaje en que transcurre su vida, lleno de referencias personales y de su comunidad, es convertido en un paisaje impersonalizado e insignificante». ¿Conocen más precisa definición del desastre ambiental? Es de Miguel Delibes.»
«El mundo rural conecta, el urbanismo y el consumismo separan, compartimentan, derrochan y ensucian. Y esto sólo será viable si no olvidamos que la agricultura, no sólo etimológica, sino también históricamente, es la madre de toda la cultura actual.»
«Durrell extrajo de su adentro ese excelente producto de la inteligencia que es el humor.»
«Si ahora mismo cerráramos los grifos de la contaminación, nuestras cloacas tardarían en volver a la condición de ríos un mínimo de diez años (…), los aires no recuperarían su vivificante transparencia hasta dentro de cincuenta años (…), los árboles necesitarían un siglo como mínimo para recuperar simplemente los dominios de hace unos pocos lustros.»
«Lo ecológico no es si no es independiente. O, al menos, trata de serlo. Porque capicúa: no hay más bello empeño que desafiar a lo irremediable.»
«No podemos seguir especulando con las consecuencias de la incorporación al aire de 200.000 toneladas de CO2 por segundo. Hay que ahorrar aire limpio, como ahora lamentamos no haberlo hecho antes con el agua. Hay que obtener energía de otras fuentes. Nada perderemos por esas actitudes y podemos ganar mucho, y todos, en lugar de unos pocos.»
Defendiendo y promoviendo los BOSQUES y los ÁRBOLES:
«Desafío a poetas y pensadores, a contables y mercaderes, a políticos e idealistas, a sabios e ignorantes, a teólogos y moralistas a que encuentren un tesoro más vasto, al menos entre lo mirable. Que traigan hasta nuestra percepción un solo caso más de algo o alguien de este mundo que sólo aporte y sume, que nada dañe o reste. Que incesantemente, sin menoscabo alguno para los otros, hermosee, amigue, alimente, retenga construyendo, crezca sin pausa, limpie sin manchar y que hasta muera multiplicando su dádiva. Que sin otras aportaciones que las infinitas de la luz y el aire, en parte obra suya, esté dando grosor, color, calor, morada, frescura, dulzor, transparencia, canciones, aguas, comidas y hasta consejos. Nada, ni nadie sostiene como este proceso llamado bosque, todo él una sugerencia en tiempos de desplome.»
«Buena parte de las mayores y más graves enfermedades ambientales serían curadas con el poderoso fármaco llamado bosques.»
«El bosque arde más por una colección de actitudes que comienzan con el prefijo negativo «in-«: incomprensión, incoherencia, indiferencia, improvisación, incompetencia… Y se salva con unas cuantas precauciones, que comienzan con ese lazo, con ese precioso anuncio de unión que establece el prefijo «co-«: cooperación, compromiso, coherencia, consideración, competencia…
Quiero decir que ante todo necesitamos cultura del bosque, es decir, cuidado y respeto (…) Si lo conseguimos veremos crecer frondosos bosques.»
Contra la TORTURA pública de TOROS:
«Cuando la muerte, aunque sea la de un animal, resulta divertida para alguien, estamos renunciando sencillamente a una de las mejores facetas de lo humano: la piedad. (…) Los animales tienen derecho a no morir sufriendo, torturados y menos como diversión. Y casi sin excepciones, los filósofos de la ética están de acuerdo en que es un mal moral el causar dolor y muerte, intencionadamente y con regocijo, a otro ser vivo. Incluso algunos, no partidarios de considerar que los animales tengan o deban tener derechos, caso de J.A. Marina, en su rescatador «Ética para náufragos», sí reconocen que los humanos tenemos el deber de no hacer sufrir a los animales. De momento hay mayoría de interesados (en torturar a los toros) y aplican el rodillo. Hacen lo que todas las mayorías: instalarse y acorazarse para intentar perpetuarse. Precisamente por ello han comenzado a utilizar con cierta frecuencia un mal plagio de algunos argumentos de corte ecológico. Hablan de la conservación de una especie única, como si no hubiera varios millones de ellas que están protegidas e intentamos conservar sin llevar a una fracción de las mismas a una lenta agonía pública. Mencionan el vegetarianismo, como si de lo que se tratara no fuera de una tortura convertida en espectáculo. Hablan de dehesas salvadas, como si no hubiera centenares de miles de hectáreas de ese precioso ecosistema sin ganaderías taurinas. Se podrían ahorrar el trabajo, porque al final se trata de disfrutar con el dolor ajeno, o buscar alguna otra diversión sin daños para terceros.»
Por el 0.7%. Somos DEMASIADOS y, encima, la RIQUEZA está MAL REPARTIDA:
«La anemia de la ética es condición previa a todo buen negocio. Al menos en los términos actualmente imperantes, es decir, sacralizados. Recordemos que los emperadores eran también dioses, como el consumo es religión para demasiados. Y un buen consumidor es el que no pregunta, ni se pregunta por el origen, ni el destino de lo que compra, usa y tira, a ser posible en el menor tiempo posible. Fe en la fugacidad es lo nuestro y en que nada vale más que el valer y menos que el valor. Pero cuando se descubre que mucho, lo mejor, procede de los lugares donde falta de todo; que la fe impone precios hasta el punto de que países enteros tiemblan por las decisiones de un mercado que ni conocen en pintura y menos sus bendiciones; o que asomará pronto un financiero, de sobra denunciado (con el famoso 0.7%), a cobrar más de lo que prestó; cuando vas comprendiendo todo eso aparece la mala conciencia de los poderes y la protesta de los sensibles. Nace este cerosiete para consolar lo inconsolable. (…) Porque esa ridícula porción del PIB no es un favor que nazca de magnanimidad alguna. Ni siquiera se trata de ese favor que nos hacemos a nosotros mismos al dar algo, ya sea para sentirnos mejores, ya sea para que no vengan llamando a la puerta o no invadan lentamente, que «resulta tan molesto». Si repasáramos la cuenta de lo extraído, saqueado o comprado con abuso. Si fuéramos conscientes de que bastante más del 10% de nuestro bienestar se debe a su miseria…»
«Hay y habrá muchos vivos, pero no una vida medianamente aceptable. Este mundo no tiene recursos para darle a todos sus pobladores lo que se merecen. Y menos aún desde el momento en que el 20% de la población, la que reside en el Norte, gasta el 80% de todos los recursos del planeta. Desproporción que seguirá aumentando, a pesar de que en lares de ricos nos acercamos al crecimiento cero. El aumento de población no genera pobreza, la genera el acaparamiento de la riqueza. Lo que no niega la urgente necesidad de ser menos. A menudo digo, en broma claro, que aquí sobramos por lo menos la mitad y, caso de haber nacido en cualquiera de los 20 países más ricos, hasta el 80%. Juego, claro está, con los anteriores guarismos. Pero no, AQUÍ no sobra nadie y sí lo que hace que a unos les sobre de todo y a otros les falte todo.»
ECOLOGIZACION de la ECONOMIA:
«La primera cualidad de la ecologización de la economía es recuperar el placer por la obra bien o muy bien hecha. Lenta, cuidadosa y profesionalmente elaborada con vocación de la máxima durabilidad. (…) ¿Cuándo van a entender que no hay más recurso que los recursos naturales? Esos que los proporcionan todo, incluso los recursos para que destruyamos los recursos. Tagore lo resumió con este aforismo: «El leñador le pidió al árbol el mango para su hacha y el árbol se lo dio».»
«Muy al contrario que el actual modelo económico, todo el funcionamiento de la biosfera no contrae deudas. Ni globalmente ni por parte de cualquiera de sus componentes, sea especie, sea individuo, sea sociedad de sociedades. Toda acumulación es transitoria y lo viviente gasta lo que es capaz de aprovechar para un ciclo vital al que siempre retroalimenta.»
«La mancha se extiende y la ética no se contagia. (…) Todo el que no quiere hoy comerciar consigo es considerado extremista, peligroso por diferente. Reo condenado a la desconfianza y casi al destierro. Hasta el punto que lo más descolocador, lo que te aísla más, como si portaras el ébola, es que no sólo digas, sino que practiques el que tus fines superen con mucho a tus intereses. O que tus medios ya sean fines en sí mismos. Y, sin embargo, ésos son los dos pilares de la ética ecológica.»
«Nuestro modelo económico se basa en la utilización masiva de recursos naturales, su procesamiento o manipulación, fomento de una rauda obsolescencia de los mismos y deyección final de sustancias tóxicas a los muy delgados dominios de la transparencia. Finalmente, considerables, a veces ingentes, costes, que todos pagamos, deben acudir a remediar un daño que es universal, cuando la obtención del beneficio que lo justificaba es desde muy particular a realmente minoritario. Recordemos simplemente que aún no llega al 9% el porcentaje de humanidad que viaja en coche.»
«Los que jamás hemos comprado una sola acción mercantil, de esas que a veces trabajan por uno sin mover un dedo y sin quemar una neurona, tenemos, por el contrario, una amplia cartera de valores. No pretendemos que se coticen, pues en ese mismo instante se extinguiría su sentido. Pero nos resultan imprescindibles para vivir, porque nos recuerdan que la dignidad, la estimación, la misma utilidad de lo que no tiene precio, nos rescata de las cuantías al dar prioridad a las valías.
Con todo, los valores con verdadero valor pasan por un momento equivalente a la gran depresión del 29. (…) La transparencia ha bajado 130 enteros en relación a las cotizaciones del pasado ejercicio. El sosiego descendió 96 puntos en tan sólo el último trimestre. La levedad ha quedado suspendida ante la amenaza de una OPA agresiva. El bosque se acerca a la quiebra técnica. La costa, despilfarrando su capital inicial hasta en un 70%, podría seguir el mismo camino. Los fluyentes ríos decididamente han perdido sus precios nominales. Nuestros suelos acumulan un decrecimiento en un PIB del 3% anual desde hace una docena de lustros. La biodiversidad en su conjunto es destruida a un ritmo de seguramente unos 10.000 títulos anuales. Y éstas son pérdidas sin retorno, el cero absoluto que jamás volverá a crecer.
(…)
Uno de los más preocupantes síntomas de la actualidad es que haya que tener valor para escribir o hablar de estos valores, que no queremos se coticen en la bolsa. (…) Al parecer somos capaces de medir la arritmia del sistema a través de los PIBS, IPCS, los índices generales en la bolsa y las paridades monetarias. Por el contrario, poco, o nada, ausculta la neumonía del espíritu.»
«Uno de los prodigios de este deshacer el mundo que nos caracteriza es que sumemos restando. Que lo realmente acumulado sean negaciones y substracciones a ese insustituible patrimonio común que es la vida y sus productos. Que computemos como riqueza la pobreza de la mayoría, como avance el retroceso de la transparencia y la belleza, como cultura el desprecio a la cultura. Como comunicación la mucha información. Hemos puesto mucha distancia entre nosotros y esa adolescencia común de la humanidad que es la Naturaleza.»
(Ser ecologista sería) «no sólo quedar bien hacia afuera, sino también hacia adentro. O que la disposición, el talante sea al menos crucial como el talento. Que la victoria sea siempre algo secundario. Y especialmente la victoria sobre los demás, por tanto éxito económico, o sobre el resto de lo viviente, es decir, desarrollismo.»
Por la PAZ:
«La paz, no es posible más que cuando todos podemos expresarnos. (…) Todo proyecto de justicia y diálogo es abierto e incluyente, en todas las direcciones. Sigue siendo válida, pues, la afirmación de Einstein de que el nacionalismo es el sarampión de la humanidad. Lo que no quiere decir, por supuesto que no necesitemos vínculos, racionales y sentimentales, con lo que forma nuestro hogar más inmediato, con nuestro derredor y nuestras gentes. (…) El pacifismo activo, indistinguible del pensamiento ecológico, va acompañado de un profundo internacionalismo. Todo ello, además, procura ser expuesto desde una de las más bellas sugerencias de María Zambrano: «Todo extremismo destruye lo que afirma».»
Por la BIODIVERSIDAD:
«Dicen los expertos que este planeta alberga de 20 a 100 millones de animales y plantas diferentes (de 80 a 100.000 especies en España). Allá y aquí aproximadamente el 25% de esta inmensa riqueza está en peligro. Todos los días, y desde hace varios decenios, de 1 hasta tal vez 140 especies se despiden para siempre expulsadas por evitables actividades humanas. Incluso en los países más responsables, como los europeos, se producen decenas de extinciones anualmente. Ritmo a comparar con la media de 1 extinción al año que ha sido la norma desde que existe vida en el planeta. Una colosal apuesta por irnos quedando solos en el planeta ha puesto en marcha la extinción más copiosa y acelerada desde el primer instante de la vida, hace 3.500 millones de años.»
«Hay un lugar, de tan joven, sin tiempo; de tan lejos, fuera de la historia; de tan sin humanos, SIN MIEDO. Se llama archipiélago de las Galápagos, tan bello, sencillo y pacífico que te llena de conmociones amables. Allí los animales son espontáneamente amigos, se dejan acariciar o vienen a acariciarte, como si todos los bípedos, incluso los de la especie turista, fuéramos Francisco de Asís. (…) en la vieja Europa, toda ella transida de miedos densos. Donde todo lo que vive huye si te ve. Donde ni cinco siglos de humanismo nos garantizan todavía que no nos tengamos incluso miedo entre nosotros mismos.»
«Unos pocos exigentes sólo aceptan animales (de compañía) ya nacidos en cautividad.»
Por una COMIDA más SANA y más RESPONSABLE:
«Comemos también en exceso y lo excesivo. Un solo dato: cada kilogramo de carne ha necesitado 1.000 litros de agua para formarse y otros 100 de alimentos vegetales. Un kilogramo de cereal sólo precisa 100 litros y unos pocos gramos de abonos.
Tampoco se trata de ser vegetariano, pero sí de saber lo que hay detrás de los excesos de su sucesor: el carnívoro. Luego se elige.
Por tanto, tiene carácter esclarecedor que hoy sepamos que el 20% de la humanidad que vive en el lado desarrollado-ísta del planeta tiene posibilidad de acceder diariamente a un 40% más de los alimentos NECESARIOS. Acumula y, al hacerlo, pierde parte de la salud que ya antes le ha quitado a los sistemas naturales y al igual que pasa hambre: que deja diariamente de acceder al mínimo indispensable. Tampoco hay que ir lejos para comprobarlo.
(…)
Con todo esto sigo pensando en que cada uno es muy suyo para gobernar su consumo. De lo que sea. Tan sólo trato de sugerir que cuando se le da lo oportuno, es decir de nada en demasía (nequid nimis), se disfruta mucho más de uno mismo y del cuerpo grande de la Naturaleza.»
«Comer carne es todavía un privilegio. Baste recordar que mientras un norteamericano -si es obediente con la estadística- alcanzaría a ingerir 132 kilogramos anuales, un indostaní debe conformarse con 2. Nosotros rondamos los 90 y la media mundial estaría en unos 30.
Curiosamente lo de acceder, como hacemos, a unos 300 gramos diarios de carne supone rebasar, en casi un 30%, el consumo de proteínas de origen animal recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Y entronca con esa verdadera demencia -lo de esas pocas vacas inglesas es anécdota- de que mientras el 10% de los humanos ingerimos diariamente un 40% más de lo estrictamente necesario y enfermamos por comer demasiado, el 40% de la humanidad tampoco está muy sano porque ingiere un 10% diario menos de lo imprescindible. Otros casi 500 millones pasan hambre crónica.
(…)
El espectacular incremento del vegetarianismo en los países industrializados, identificado por los sociólogos como la más relevante demostración del aumento de la conciencia ambiental. (…) Para empezar hay demasiado ganado en el mundo (…) más de tres por cada ser humano. A ellos destinamos el 30% de la producción agraria final y algo más del 50% de la superficie productiva del planeta. Al mismo tiempo, los ganados contribuyen con sus cuescos de metano a la destrucción del ozono y con su demanda de pastos a un retroceso notable de los bosques, sobre todo tropicales.»
«Que varios de los mejores negocios del planeta tengan como base que el comer quede reducido a unos pocos minutos demuestran, mejor que cualquier tratado de ecología, no sólo que somos la especie más amenazante, también la más amenazada. (…) Carne tras rápidos engordes, cereales de fertilización química, abuso de biocidas, conservantes y colorantes, largo almacenaje frigorífico y hasta devastaciones ambientales para entregar más espacio a la ganadería y agricultura industriales. (…) Lo de la comida rápida es pura supervivencia: doblemente estúpida por innecesaria.»
CONCLUSIONES INTERESANTES, para ACTUAR:
«Nuestros actos más triviales pueden aliviar o empeorar la salud global de la tierra. Ser consecuentes de nuestro considerable poder personal y de la enorme responsabilidad que adquirimos usando recursos y energía, es el primer propósito de la ecología de la vida cotidiana.»
«La faceta más apreciada de los múltiples intentos de reparar la degradación ambiental es la reforestación.»
«Habría que ir despegando de los hábitos la tendencia al despilfarro.»
«La obsesión por acaparar es lo único que sobra de este mundo donde tanto falta.»
Si has llegado hasta aquí, seguro que te gusta lo siguiente:
- «Salvemos Nuestro Planeta«, por J. Galindo.
- Difunde los consejos ecológicos de la CADENA VERDE.
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