La Ética del Respeto: El Voluntariado

Es posible que todo lo que hacemos tenga como objetivo ser más felices. Y es más posible aún, que no lo consigamos tanto cuanto nos gustaría. Y sin embargo, parece claro que casi siempre podemos hacer algo para ser más felices. La cuestión es ¿qué hacer?. Aquí hacemos un breve estudio de la ética como camino a la felicidad, citaremos las condiciones de la felicidad y los recursos que tenemos para alcanzarla para, al final, casi concluir que realmente la felicidad no es tan importante.

¿Qué es la ética? José Antonio Marina, en su libro «Aprender a Vivir» (2004) responde diciendo simplemente que «la ética no es más que el conjunto de soluciones más sabias que se nos han ocurrido para solventar los problemas que plantea la felicidad». En la misma línea, el escritor, periodista y teólogo español Enrique Miret Magdalena señalaba que «ética y felicidad están unidas».

Ética y felicidad

Ciertamente, el objetivo puede ser la felicidad, pero Peter Singer (profesor de bioética y gran filósofo en este campo) en su famoso libro «Ética Práctica» (2003) afirma que «nunca podemos hacer que la gente actúe de forma moral ofreciendo razones de interés propio» y pide que se busquen razones para actuar éticamente. Las religiones solventan, al menos parcialmente, estos problemas, pero según Singer también los ateos pueden encontrar sentido a la vida. Si ese sentido fuera la felicidad podríamos afirmar que es ético cualquier acto que aumente nuestra felicidad, pero nos encontramos con la llamada «paradoja del hedonismo», por la que «los que persiguen la felicidad por sí misma generalmente no la encuentran, mientras que otros la hallan persiguiendo fines totalmente diferentes». Y sigue diciendo que «si buscamos un objetivo más amplio que nuestros propios intereses (…) una solución evidente es adoptar el punto de vista ético. (…) De ahí que ver las cosas éticamente sea una forma de trascender nuestros intereses personales e identificarnos con el punto de vista más objetivo posible». Una salida a ese afán es, como dice Miret, «el desarrollo inteligente y responsable del voluntariado, para hacer aquello que el Estado no llega a realizar».

Por tanto una actuación ética es racional, pero… ¿es irracional una actuación no ética?. De nuevo, Peter Singer nos contesta diciendo que «la racionalidad (…) puede empujarnos hacia inquietudes más amplias que la calidad de nuestra propia existencia. Pero este proceso no es necesario y los que no toman parte en él (…) no son irracionales ni están equivocados». Como él dice, «coleccionar sellos es una forma adecuada de dar sentido a sus vidas. No hay nada de irracional en eso; pero otros, por otra parte, pierden la afición a coleccionar sellos al hacerse más conscientes de su situación en el mundo y reflexionar mejor sobre sus propósitos. Para este tercer grupo el punto de vista ético ofrece un sentido y finalidad en la vida que nunca se pierde». Parece evidente que eso nos lleva a una felicidad mejor que la del coleccionista de sellos y, tal vez resulta curioso constatar como entronca esa felicidad con la que proponen algunas religiones, como el cristianismo.

Con lo dicho, ya tenemos una idea de cómo conseguir la felicidad. Pero, ¿existe una receta que nos simplifique desarrollar esa idea genérica? Por ejemplo, otros aspectos como la libertad también son importantes. José Antonio Marina afirma que tanto la felicidad, como la libertad y la dignidad no son características fundamentales del ser humano. Son «proyectos» que califica de «fundamentales». Respecto a la libertad afirma que «el ser humano nace sometido a todo tipo de determinismos, biológicos y sociales», pero es diferente a los demás animales por su aspiración a la liberación y a la dignidad (es decir son sujetos que pretenden ser libres y tener valor intrínseco independiente de otras consideraciones). Respecto a la felicidad, enumera seis actividades fundamentales para una vida satisfactoria: 1) Elegir las metas adecuadas (recuérdese ahora la «paradoja del hedonismo», para elegir «un objetivo más amplio que nuestros propios intereses»).
2) Resolver los problemas para conseguir esas metas. 3) Soportar el esfuerzo y recuperarse de los fracasos (porque no todo es fácil). 4) Valorar las cosas adecuadamente y disfrutar con las buenas (disfrutar al llegar a la meta y disfrutar también por el camino, valorando adecuadamente la importancia de cada asunto). 5) Tender lazos afectivos cordiales con los demás (porque somos animales sociales y dependemos de los demás).
y 6) Mantener la autonomía correcta respecto de la situación.

¿Cómo «ser» felices?

Este filósofo de la felicidad afirma que para llegar a la felicidad hay que «vivir ejercitando los grandes recursos personales». Estos recursos él los resume en 12 que califica como recursos universalmente aceptados y que configuran lo que llama un «buen carácter», pero señala que una carencia puede ser compensada con otro recurso:

  1. La seguridad básica (saber confiar y sentirse dueño de la propia vida).
  2. El equilibrio afectivo (el temple, tener buenos deseos y apegos).
  3. La sabiduría (incluyendo aquí el sentido del humor).
  4. La fortaleza (que nos hace no huir de las dificultades, sino afrontarlas, pues una actitud animosa tiene energía para emprender y energía para mantener el empeño, paciencia).
  5. La diligencia (contra la pereza y la procrastinación, el vicio de dejarlo todo para mañana, del que hablaremos a continuación).
  6. La autonomía responsable (con responsabilidad).
  7. La creatividad (importante para la resolución de problemas y que relaciona con la generosidad, porque el que produce mucho, da mucho).
  8. La alegría (distinguiéndola del placer, pues hay placeres tristes y alegrías que salen del dolor y, así, el amor es alegría).
  9. La sociabilidad (porque vivimos en sociedad e incluyendo ahí la amistad que, si se generaliza, nos lleva a la justicia).
  10. La compasión (porque si sufrimos por el sufrimiento ajeno se incita a la solidaridad y a una lucha contra el dolor que beneficia a todos).
  11. El respeto (como sentimiento adecuado hacia todo lo valioso, que impone deberes hacia todos: cuidar, proteger y fomentar lo valioso).
  12. Sentido de la justicia (dirigida por el amor, con los objetivos de la equidad y de la ampliación de derechos).

Una palabra clave: «Respeto»

Centrémonos ahora en algunos aspectos de los recursos anteriores. Con respecto a la diligencia tenemos la ley de Emmet (enunciada en su libro «The Procastinator’s Handbook») que dice que: El temor a realizar una tarea consume más tiempo y energía que hacer la tarea en sí. Marina nos enseña que la palabra diligencia procede del verbo diligere, que significa amar y que es una actividad propia del amor: Ajustar la actividad al cuidado de lo valioso. Con esto sólo nos queda descubrir qué es lo valioso, para respetarlo.

Del respeto se dice, con razón, que empieza con uno mismo (autoestima) y de ahí surge la idea de dignidad, independiente del comportamiento: Toda persona es valiosa independientemente de su comportamiento. Esta idea que Marina califica de «innovadora» y «antinatural», también la califica de enorme importancia y como la base de nuestra ética: «La acción que deriva del respeto es el cuidado».

La personalidad elegida es, según Marina, la elección final de nuestro modo de comportamiento. Hasta cierto punto, cada persona puede «elegir su modo de actuar y su identidad» (roles con los que se identifica, valores culturales o morales que acepta, la idea que uno tiene de sí mismo). El «yo real» y el «yo ideal» pueden causar problemas si son muy diferentes o uno percibe una realidad distorsionada. Con lo cual, si tendemos a convertirnos en nuestro «yo ideal» estaremos, en principio, avanzando por buen camino, el camino que el escritor brasileño Paul Coelho llamaba «Leyenda Personal» en su novela «El Alquimista» (1988): «Todas las personas, al comienzo de su juventud, saben cuál es su Leyenda Personal. En ese momento de la vida todo se ve claro, todo es posible, y ellas no tienen miedo de soñar y desear todo aquello que les gustaría hacer en sus vidas. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar la Leyenda Personal. (…) Desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado, y que es el camino de la Leyenda Personal y de la felicidad. Consideran el mundo como algo amenazador y, justamente por eso, el mundo se convierte en algo amenazador».

Por todo lo anterior se deduce que el respeto diligente de lo valioso es parte fundamental de la ética, y que el comportamiento ético nos lleva a una felicidad que, en principio, debe ser de buena calidad. Decidir qué es lo valioso es tan importante que no debemos dejarlo a la mera intuición o a la rápida respuesta instintiva. Porque el instinto nos puede llevar a decidir que lo valioso es uno mismo y hemos visto que eso nos puede llevar a una frustración o, en el mejor caso, a una felicidad de baja calidad.

Los dilemas éticos de Peter Singer

Si un comportamiento ético es importante para una vida buena, feliz, entonces es importante conocer, al menos a grandes rasgos, los principales dilemas éticos con los que nos encontramos en el mundo actual. En el libro citado, Peter Singer estudia diversos temas, de los que destacamos los siguientes:

  1. Respeto a los animales: «Si un ser sufre, no puede existir ningún tipo de justificación moral para rechazar que ese sufrimiento sea tenido en cuenta», porque «el dolor y el sufrimiento son malos y deberían ser evitados o minimizados, independientemente de la raza, el sexo, o la especie del ser que sufra». Singer no olvida que «se hace que los animales tengan una vida miserable para conseguir que su carne esté disponible para los humanos al menor coste posible». Concluye que comer carne es un «lujo» en un mundo hambriento y ambientalmente acosado.
  2. Pobreza y riqueza absoluta: Muy relacionado con el punto anterior porque, por ejemplo, en los países ricos la mayoría de los cereales se invierten en alimentar a los animales para convertirlo en carne, leche y huevos. «Si dejáramos de alimentar a los animales con cereales y soja, la cantidad de comida que ahorraríamos –si la distribuyéramos entre los que la necesitan– sería más que suficiente para acabar con el hambre en el mundo»: Singer es muy partidario de que gobiernos e individuos hagan donaciones para paliar la pobreza extrema: «no dar, aún en nuestro derecho, está mal, porque llevar una vida ética es algo más que respetar los derechos de otros». Otra cuestión es el tipo de ayuda que no debe ser sólo en forma de alimentos por diversos motivos, como el problema de la superpoblación. Respecto a la cantidad de ayuda, Singer la establece, con muchas dificultades, en un mínimo de un 10% de los ingresos por familia. Respecto a la inmigración y los refugiados la postura de Singer es, evidentemente, de mayor comprensión hacia ellos que hacia los países ricos.
  3. Medio Ambiente: Si conservamos a precios desorbitados ciertas obras de arte, ¿cuánto deberíamos pagar para conservar bosques, ríos, animales y otras maravillas naturales? Algunos filósofos defienden que el comportamiento ético respeta la vida sin preguntarse por la medida de su valor, pero para Singer lo importante es el sufrimiento y la conciencia y «las plantas no tienen conciencia» por lo que concluye que «no es evidente el motivo por el cual debemos venerar más a un árbol que a una estalactita, o a un organismo unicelular que a una montaña». Habría, por tanto, que estudiar a qué seres con conciencia afecta la muerte de un árbol, la destrucción de una montaña, etc. Para Singer la superpoblación y el crecimiento económico suponen serias amenazas, pero «todavía no se ha elaborado una ética que haga frente a esta amenaza. Algunos principios éticos que tenemos son exactamente lo contrario de lo que necesitamos (…) y es poco el tiempo que nos queda para desarrollar una nueva ética del medio ambiente. Dicha ética consideraría que todas las acciones que son perjudiciales para el medio ambiente son éticamente discutibles, y las que son innecesariamente perjudiciales sencillamente son malas. (…) Para una ética del medio ambiente la virtud supondría guardar y reciclar los recursos, y lo contrario sería el despilfarro y el consumo innecesario«. Singer pone unos ejemplos: «nuestra elección de esparcimiento no es éticamente neutral. (…) Una vez que nos tomemos en serio la necesidad de conservar nuestro medio ambiente, las carreras de coches y el esquí acuático dejarán de ser una forma aceptable de entretenimiento, al igual que ya no lo son hoy las peleas de gallos». Y otro ejemplo: «Puede que el windsurfing sea mejor que el esquí acuático, pero si seguimos comprando nuevas tablas con el fin de estar a la última en el tema de diseños de velas y tablas, la diferencia es sólo marginal».»Una ética del medio ambiente rechaza los ideales de una sociedad materialista en la cual el éxito se calibra por la cantidad de artículos de consumo que uno puede acumular. En su lugar, juzga el éxito en términos de las capacidades propias y la consecución de una realización y satisfacción reales. Promueve la frugalidad, en la medida en que es necesaria para minimizar la contaminación y asegurar que todo lo que se puede volver a usar se vuelva a usar. Tirar a la ligera materiales que se pueden reciclar constituye una forma de vandalismo. (…) Debemos examinar de nuevo nuestro concepto del despilfarro».

Entonces… ¿qué?

Necesitamos una ética del respeto generalizada. O sea, si la tecnología nos da un poder creciente (e impensable hace tan sólo unos siglos), debemos ser conscientes de las implicaciones del uso de ese poder. Necesitamos la humildad para reconocer que necesitamos a los demás seres vivos y que ni siquiera sabemos medir esa necesidad. Necesitamos «respetar» para construir un mundo mejor, para hacer felices a los demás y como medio hacia nuestra propia felicidad.

Con esa humildad y ese respeto no podemos dar nada por supuesto y todo requiere ser planteado bajo el nuevo prisma: ¿Hasta qué punto es ético tener una mascota mientras muere gente de hambre? ¿Hasta qué punto es ético hacer cierto viaje? ¿y beber una bebida enlatada? ¿y fumar? ¿y gastar tanto en ropa? ¿y…?

El muro con el que chocan muchos planteamientos son las relaciones sociales y familiares, porque ¿hasta qué punto es ético imponer a mi familia mi modo de ver las cosas cuando la sociedad va por otro camino? ¿es eso una forma de exclusión social? Y a eso hay que añadir lo frustrante que resulta hacer ciertos esfuerzos para ahorrar agua (por ejemplo) mientras ves el despilfarro de otros. Entonces, la conclusión es que no hay solución… ¿o sí?

Tal vez, el prisma de la nueva ética nos obliga a rehacer nuestras amistades y quizás en eso pueda ser útil el voluntariado, es decir, colaborar voluntariamente en algún proyecto que nos guste, que nos ilusione y que, en grupo, sea más factible. Así, el voluntariado nos incita a poner en marcha gran parte de los 12 recursos que citaba Marina y que, según él, son importantes para ser felices. Si nos embarcamos en un proyecto así, posiblemente ya no nos importe evaluar si realmente somos o no felices, porque sentiremos que hay otras cosas más importantes.