Detalles que hablan de tu sensibilidad ambiental

Cada día escogemos miles de cosas. Constantemente, tenemos que elegir un producto u otro, ejecutar una acción u otra. Una nimia decisión puede desvelar mucho sobre ti, por ejemplo tu sensibilidad ecoanimalista. Hay millones de ejemplos. Lo pequeño es importante, porque si no somos capaces de hacer las cosas simples, será complicado hacer los cambios importantes que nuestra sociedad requiere.

Veamos una lista de acciones que para la mayoría de las personas son insignificantes y, sin embargo, para otras son simplemente elementales. Tal vez no salvarán al mundo, pero son importantes: para sentirse bien, y para sentir que estamos poniendo nuestro granito de arena en el lugar adecuado.

1. ¿Qué haces con los restos de infusiones o del café? Se deben compostar. Es decir, se deben tirar al contenedor marrón (si existe). Pero una acción más sostenible es compostar en casa, echándolo en nuestras macetas, o bien, en nuestro contenedor de compost casero (que es muy fácil de hacer). Es mejor usar infusiones a granel, en vez de «en bolsitas», pero si las usas, el papelito se puede reciclar en el contenedor azul. La cuerda, la grapa y la bolsita irían a la basura normal, la no compostable (o bien a un contenedor de fibras o de inflamables, si lo hubiera). No caigamos en el error de reciclar lo fácil y luego… viajar en avión (como hacen algunos).

2. ¿Enciendes la luz siempre que vas al servicio? Las personas de corazón verde saben que hay muchas ocasiones en las que no es necesario gastar luz, bien porque entra luz por la ventana, o bien porque es suficiente con la se cuele por la puerta. Reducir el consumo de energía pasa por ahorrar cada día en lo cotidiano, incluso aunque sepamos que los grandes contaminadores, o los ayuntamientos, no están haciendo su parte.

3. ¿Tiras de la cadena cada vez que haces un pis? Hay situaciones en las que es mejor no tirar y esperar a juntar varios pises. Entendemos que no sea un tema agradable de hablar con nuestros convivientes, pero entre todos podemos ahorrar mucha agua (además de energía y dinero). Por otra parte, si en un cubo recogemos agua gris (la de nuestras duchas), podremos usarla para el WC, evitando pagar por agua limpia. Aunque tu cisterna tenga dos modalidades, la descarga pequeña puede suponer tirar al inodoro varios litros de agua potable.

4. ¿Apagas el router al salir de casa? Si la casa se queda vacía varias horas, apagar aparatos como el del WIFI nos ahorrará unos pocos vatios hora de consumo. En realidad, debemos apagar completamente —o desenchufar si no tiene botón de apagado— todo lo que no estemos usando: TV, ordenador, el display del horno, luces (aunque sean LED y especialmente las exteriores)… Básicamente, se debe apagar o desenchufar todo menos el frigorífico y los relojes. El consumo fantasma (o de aparatos en stand by) es pequeño si no lo sumas. Pero sumando esos absurdos consumos de todos los europeos, necesitamos la producción eléctrica de una o dos centrales nucleares.

5. Seas o no vegano, ¿te sienta mal que en bares o restaurantes no tengan opciones veganas razonables? Los veganos y los flexitarianos pueden comer en cualquier restaurante, aunque sea una ensalada y algo de fruta, pero cuando uno come fuera, espera encontrar algo ligeramente especial. Hay multitud de opciones veganas que, sin duda, encantarán también a los carnívoros (dejando al margen a los más cuadriculados, por supuesto): hummus, falafel, hamburguesas veganas, brocheta de verduras, paella vegana, ensaladilla rusa (sin gambas, ni atún contaminado con mercurio, por favor), cremas de verduras, sopa de cebolla, croquetas veganas, potaje de múltiples variedades, cuscús vegetal, seitán con verduras… Y también es súperfácil meter postres veganos: mousse de chocolate, crepes, helados veganos, bizcochos… En bares y restaurantes sin opciones veganas sugerimos decírselo a quién nos atienda, para que se enteren de que hay demanda. Afortunadamente, cada vez hay menos sitios sin opciones veganas. Por ejemplo, las distintas leches vegetales están teniendo un éxito inmenso, y ya hay pocos bares que no las incluyan como opción para tu café (leche de almendras, de avena, de arroz, de melón… y, aunque es peor, también de soja). Antes de pasar al siguiente punto, te recomendamos leer el relato ecoanimalista titulado Un planeta de mierda.

6. ¿Tiendes a apagar cosas que no has encendido? Luces, aparatos de aire acondicionado, la televisión, pantallas de ordenador… Y no solo en casa, sino en el trabajo, en edificios públicos… Si pudiéramos, algunos apagaríamos también unas cuantas farolas de la calle.

7. ¿Sientes pena cuando ves a alguien (o a ti mismo) con botellas o vasos de usar y tirar? No se puede ir regañando a todo el que utilice objetos de usar y tirar. Y más si desconocemos sus circunstancias. Tampoco es posible evitar sentir lástima por un desastre que lo estamos provocando entre casi todos. Aunque seamos culpables, al menos deberíamos valorar nuestra parte. Incomprensiblemente, en películas recientes no es raro que los protagonistas beban en vasos de un solo uso. El cine educa, bien o mal. Por eso, te recomendamos estas películas ecoanimalistas (y por supuesto, nuestros relatos en esa línea). Sobre esto, tal vez te guste leer lo que ocurrió con el activista Amaru Aguilar.

8. ¿Te incomoda que se malgaste papel (en servilletas o de otra forma) cuando sería fácilmente evitable? Hay personas que pareciera que creen que el papel crece en los árboles. Ellos hacen la celulosa, pero la industria papelera necesita matar millones de árboles y contaminar el agua… Hemos perdido la costumbre de usar servilletas de tela. Si aún nos resistimos a volver a ese pasado, podemos partir las servilletas por la mitad. Por supuesto, los «rollos de cocina» o las «toallitas húmedas» son peor. Al menos, si vamos a usar papel, hagamos un esfuerzo por reducir su uso. A veces, un trocito es suficiente. Y ya… ya sé que las innumerables compras por internet provocan el consumo de millones de cajas de cartón de usar y tirar. ¿Cuántos árboles se talan para esas cajas?

Otra forma de malgastar papel es en los azucarillos de los bares. A veces, también se despilfarra sal y aceite con el usar y tirar.

9. ¿Te compadeces de los animales si piensas que están sufriendo? Pueden ser animales libres, heridos o pasando frío, como gorriones, palomas, ciervos, zorzales… pero también domésticos, como los maltratos en la ganadería, o a perros. Respecto a los animales salvajes, no está claro si debemos o no ayudarles, pues depende bastante de las circunstancias. Incomprensiblemente, el maltrato a caballos está tan normalizado que muy pocas personas reconocen que subirse encima o hacerles trabajar es maltrato (aunque lo acaricies amistosamente de vez en cuando). Algunos se ofenden cuando se lo dices, pero no dedican tiempo a investigar los datos que hay sobre este maltrato. ¿Es culpa de los caballos por ser tan dóciles? Algunos jinetes han abandonado la hípica cuando han sido conscientes del maltrato que hay oculto. Hay deportes crueles, y deberían ser abandonados o modificados. Si a esta pregunta has contestado «sí» de forma inmediata, te recomendamos leer los relatos de Refugiada y La huida.

10. ¿Lamentas ver tapones tirados por el suelo, en la papelera o incluso en un contenedor para reciclar? Los tapones y tapaderas de plástico suelen ser de un material especialmente valioso. Por eso, lo ideal es recopilarlos aparte y entregarlos para que el dinero de su reciclaje ayude en actos benéficos.

11. ¿Intentas sacar vivos los bichos que entran en tu casa? Si tu casa no tiene bichos, tal vez es porque es un lugar tóxico para vivir. Si usas insecticidas, deja de usarlos aunque sea por tu propia salud. Hay formas sencillas de sacar de nuestra casa los insectos o arácnidos que se cuelan por error. Si te parece importante salvar cada vida, te gustará leer el relato titulado Empatía y también De la nada al todo.

Si te has identificado con bastantes de los puntos anteriores, no te pierdas tu relato El ecologista pesado.

Un amigo me contó que cuando va andando o en bici, intenta no pisar las líneas de pintura en el pavimento (pasos de cebra…). «Si desgastamos menos la pintura, habrá que pintar menos», me dijo. Cuando algo no cuesta mucho esfuerzo, pocas excusas hay para no hacerlo. Como se ha dicho… si no hacemos ni lo fácil, ¿cómo vamos a hacer lo demás?

No espero que nos comprenda todo el mundo, pero sí que nos respeten y que intenten reflexionar sobre las motivaciones últimas de pequeñas acciones como estas.

Cuéntanos, por favor, tus pequeñas manías en favor del medioambiente y de la fauna.

♥ Más cositas que te gustará hacer:

Acerca de Pepe Galindo

Estamos en el mundo para aprender y ayudar y, si es posible, disfrutar. Es autor de libros como "Salvemos Nuestro Planeta", "El buscador de lo inefable" y "Relatos Ecoanimalistas"; ademas de publicar regularmente en dos blogs: 1) blogsostenible.wordpress.com y 2) historiasincontables.wordpress.com
Esta entrada fue publicada en Agua, Animalismo, Consumo, Energía y Contaminación, Sostenibilidad, Veganismo, Vegetarianismo y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

5 respuestas a Detalles que hablan de tu sensibilidad ambiental

  1. Abraham dijo:

    Creo que es una cuestión de valorar el impacto de estas medidas con el esfuerzo que nos suponen. Compostar las bolsitas de té supone muy poco esfuerzo si tienes plantas, y si te gustan mucho las infusiones probablemente compres té a granel con un colador. Lo que más cuesta es adquirir el hábito.
    Pero otras cosas no son tan sencillas y tienen un impacto mucho mayor, como la dependencia con el coche, o los vasos de un solo uso. Intentamos plantear una fiesta para cincuenta personas en la que se pusieran vasos reutilizables, pero eran muchos inconvenientes: la inversión, controlar que no se pierdan, evitar que se compartan (por higiene), responsabilizarse de limpiarlos, y tener un espacio donde almacenarlos hasta el siguiente evento. Me conformaría con que fueran compostables.
    Con los pañales de tela pasa algo parecido. se necesita mucho tiempo y esfuerzo en comparación con los desechables.

    Mis pequeñas manías…
    -Cada vez que vamos a la carnicería tenemos que pelearnos para que el carnicero no nos ponga las cosas en bandejas de poliespán.
    -Cuando compro ropa, el 90% del tiempo lo paso leyendo la composición.
    -Tomo kéfir casero para usar menos envases, entre otras cosas.
    -Antes de comprar algo, ver si lo encuentro de segunda mano en buen estado. Antes de tirar, ver si se puede vender de segunda mano.
    -Si hay opción, prefiero accesorios de cocina de silicona a los de plástico. Las sartenes de hierro a las antiadherentes.
    -Me llevo una lata limpia y vacía para comprar el té a granel.
    -En la oficina, uso un brasero para calentar sólo los pies.
    -He descubierto que usando pastilla de jabón no necesito esponja para ducharme y que el vinagre es un buen acondicionador.
    -Evito coger el ascensor, así hago ejercicio y me ahorro esperas.
    -Si las circunstancias lo permiten, voy en moto antes que en coche. Las distancias más cortas, en bici o a pie.
    -Mientras espero a que salga agua caliente en la ducha, relleno el cubo de la fregona.

    Son cosas de un impacto leve, pero que apenas me cuestan esfuerzo.

  2. Pepe Galindo dijo:

    Gracias Abraham por tu testimonio.

    Todo el mundo valora la comodidad, así que es un argumento fácil de entender. Escribimos sobre eso en el artículo Elogio del sufrimiento.

    Respecto a lo de la carne, lo mejor es reducir ir a la carnicería… Piensa que reduciendo el consumo de carne ahorrarás más contaminación que evitando el plástico. Y si te pasas a las leches vegetales, podrás evitar usar leche en el kéfir. La leche animal tiene un alto impacto, y la leche vegetal la puedes hacer en casa. En este blog tenemos varias recetas.

    Y todo lo demás, es fantástico. Debemos pasarnos todos al jabón sólido, como forma de reducir plásticos. Y si lo hacemos nosotros, ahorramos aún más energía y dinero. También tenemos una receta fácil en este blog.

    Un saludo y gracias de nuevo.

    • Abraham dijo:

      Respecto al consumo de carne, pienso que la mayoría de la gente la toma a niveles insostenibles, pero también creo que un mínimo de consumo de carne/pescado evita muchos problemas. Yo me gasto diez euros en carne a la semana para toda la familia…
      En cuanto al kéfir, si no le proporcionas lactosa de la de verdad, se muere.

      El jabón que uso lo hago yo con aceite usado. No es bonito, pero he conseguido que no huela a pescado frito y es más suave que la mayoría de jabones comerciales. 640 gramos de sosa, 1,5 litros de agua, 5 litros de aceite.

      • Pepe Galindo dijo:

        Gracias por compartir tu experiencia.
        Efectivamente, comer carne o pescado en cada comida, o cada día, es algo absolutamente insostenible. Es obvio que todo consumo de carne o pescado, se basa en «cosificar» a los animales y en considerarlos inferiores. No obstante, un consumo reducido es más fácil y un paso previo muy bueno para tomar conciencia y reducir aún más. En nuestro blog encontrarás un artículo sobre lo que es ser «flexitariano».
        Por otra parte, el jabón (bien hecho) nunca huele a pescado frito, incluso aunque se haga con aceite de freir pescado. La sosa, destruye todo el olor a frito y no hay que usar ningún tipo de aroma. El jabón huele a jabón. Por supuesto, hay muchas «recetas». En este blog también tenemos la nuestra.
        Un saludo y gracias de nuevo.

  3. Pingback: BlogSOStenible cumple TRECE AÑOS | BlogSOStenible: Noticias medioambientales y datos… aportando soluciones

Deja tu opinión

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s