Libro «Déjalo, por favor» de Isabel Fernández del Castillo Sáinz (Resumen para dejar de fumar)

Libro para dejar de fumarEste pequeño libro (Ediciones del Prado, 1995, ISBN: 84-7838-683-1) es uno más de los muchos que hay escritos contra el absurdo hábito del tabaquismo. Contra este hábito hay multitud de argumentos, de los que algunos son muy conocidos y otros no tanto. Este libro ayuda a revelar y aclarar la verdad sobre FUMAR y sus efectos sobre la salud y sobre la sociedad.

Aunque el fumar es muy antiguo y son diversas las culturas que han fumado distintos tipos de hierbas, es importante aclarar que ninguna de esas culturas ha fumado compulsivamente como los fumadores actuales. Casi siempre se fumaba nada más que lo que se era capaz de producir, en ocasiones especiales e incluso sólo estando permitido a determinados miembros de la comunidad. Es la sociedad de consumo la que ha extendido el tabaquismo haciéndolo extremadamente accesible a gentes de todos los países y de todas las edades.

En muchas películas estadounidenses, de Hollywood, aparece tanto este vicio asociado a las grandes estrellas que «uno no puede por menos que preguntarse quien ha financiado a Hollywood», máxime cuando «se sabe que las actrices cobraban un plus por aparecer fumando» y cuando en muchas películas se fumaba continuamente y se dejaba bien visible la marca del tabaco usado. Con el tiempo, la industria tabaquera cambia sus tácticas y se adapta al momento con el objetivo de cazar adeptos entre la juventud. Así, recientemente se ha expandido «con mensajes relacionados con la liberación femenina» y patrocinando deportes sin importar que «ningún deportista en activo fume». Actualmente, el vicio en el hombre está disminuyendo mientras que aumenta el de la mujer y, mientras en los países industrializados, conscientes del problema, se toman medidas para atajar el tabaquismo, las empresas tabaqueras explotan países que aún no conocen la gravedad de este problema (China es un buen ejemplo de este abuso por parte de las tabaqueras).

«Igual de importante o más que la realización de las campañas de prevención destinadas a convencer directamente a los adolescentes de no fumar, es no alentarles de forma continua desde las muy diversas formas de publicidad y de incitación al consumo», por las que «los menores siguen siendo explotados como meros consumidores por la publicidad y los medios de comunicación».

¿Por qué se fuma? «El hábito de fumar se inicia actualmente en la adolescencia; un joven que a los 20 años no fuma, lo más probable es que no lo haga nunca». Los jóvenes, influidos por la publicidad, el cine y lo que ven a los mayores, es fácil que comiencen fumando en cuanto reciban alguna oferta del grupo de amigos al que pertenezcan. El cigarrillo se convierte en un elemento de «autoconfianza» y «facilitador de las relaciones sociales, al tiempo que se convierte en un rito de acceso a la edad adulta, por medio de la transgresión de la norma» y «los jóvenes se dan cuenta y se burlan de la doble moral de la sociedad que por un lado les dice que no fumen, y por otro les atosiga para que lo hagan». Así, en realidad, comenzar a fumar es, de hecho, un síntoma de inmadurez más que un signo de mayoría de edad. Los jóvenes caen en este vicio esperando un placer «prohibido» que, de hecho, no consiguen. «Conforme va pasando el tiempo y el hábito se afianza, el cigarrillo se va convirtiendo en una parte indisociable de la escena (…), en una herramienta para afrontar las distintas situaciones». «En ese proceso, sin embargo, la nicotina no deja de cumplir su función adictiva. Cuando se llega a la fase en que la nicotina alivia la sensación que produce su falta, puede decirse que el hábito está plenamente instaurado». Es absurdo aclarar que «las personas que no fuman se sienten igual de bien» que el fumador viciado cuando fuma, mientras que este último NECESITA del tabaco para sentirse normal.

El libro detalla algunas de las sustancias tóxicas además de la nicotina (como plomo, cadmio, níquel…) y las enfermedades que provocan que aquí sólo enumeraremos brévemente: Enfermedades pulmonares (cáncer, enfisema…) y otras formas de cáncer (garganta, faringe, laringe, esófago, riñones, vejiga, páncreas…), enfermedades cardiovasculares y del aparato digestivo, carencias nutricionales, enfermedades y trastornos del aparato reproductor femenino y también del masculino (incluyendo impotencia), problemas en el embarazo, enfermedad periodontal y piorrea (con la consiguiente pérdida de piezas dentarias)…

El cáncer de pulmón es una enfermedad prácticamente desconocida en los países en vías de desarrollo donde no se fuma. Además, hay que añadir que el monóxido de carbono de la combustión del tabaco se combina con la hemoglobina de la sangre, evitando que ésta transporte su habitual carga de oxígeno, lo que conlleva menor vitalidad de los fumadores, mayor cansancio y disminución clara en la capacidad para cualquier tipo de ejercicio físico.

Hay algo que quizás te sorprenda y que es poco conocido: «los riesgos para la salud asociados al tabaco comienzan a disminuir desde el momento de dejar el hábito, siempre y cuando no exista ya una enfermedad declarada en una fase irreversible». De hecho, a los 10 años de haber dejado de fumar los riesgos de padecer algunas de las enfermedades citadas son muy similares a una persona que jamás haya fumado. Una excusa típica de los fumadores es que «de algo hay que morir» y, ciertamente, el tabaco disminuye la esperanza de vida pero, aunque eso no importe al fumador, seguro que le importa el «empeoramiento de la calidad de vida» a medida que pase el tiempo. «Fumar es una forma de opositar no sólo a tener una muerte más temprana, sino lo que es peor, más penosa, a menudo precedida de años de grandes sufrimientos, tanto para el fumador como para sus seres queridos».

Los científicos B.J. Nebel y R.T. Wrigth, en su libro «Ciencias Ambientales: Ecología y Desarrollo Sostenible«, explican que la contaminación atmosférica tiene efectos acumulativos y producen efectos sinérgicos si se combinan con otros tipos de intoxicaciones como el tabaquismo, afirmando que está muy demostrado que «los fumadores que viven en ambientes contaminados padecen una incidencia mucho mayor de enfermedades pulmonares que quienes respiran aire limpio». Pero aclaran que «el tabaco causa más muertes y sufrimiento entre los adultos que cualquier otro material tóxico del ambiente».

Fumadores Pasivos: «El fumador no sólo asume voluntariamente los riesgos que supone fumar, sino que además los impone por su cuenta a las personas que le rodean». Multitud de estudios revelan que los que conviven con fumadores incrementan muy notablemente la probabilidad de sufrir las mismas enfermedades que los fumadores. Por supuesto, los hijos de los fumadores son especialmente vulnerables y son habituales toses, bronquitis, infecciones del oído, asma…

Otras razones para dejar de fumar:

  1. Mal aliento: «olor a cenicero sucio del aliento de un fumador o fumadora». Hay que añadir también el mal olor de la ropa y la casa de los fumadores, aunque ellos no se den cuenta, hasta que dejan de fumar.
  2. Aumento de sueldo: La cantidad de dinero que se quema es asombrosa… ¡calcúlalo! y no hace falta incluir los gastos en «mecheros, camisas estropeadas, gastos médicos y farmacéuticos y otras menudencias».
  3. Recuperación del gusto y el olfato: El fumador tiene estos sentidos atrofiados, perdiéndose grandes sensaciones para disfrutar de la vida. Esto suele ser un estímulo para comer más al dejar de fumar, por lo que también hay que estar alerta en eso.
  4. Mejora de imagen: A los fumadores les salen más arrugas y más pronto que a los no fumadores. «En las mujeres, fumar favorece la retención de líquidos, y por tanto la celulitis». También fumar empieza a estar mal visto en muchas sociedades e incluso es un problema para los fumadores que cada vez tienen menos espacio para fumar. En España ya no se puede fumar en los autobuses en ningún tipo de recorrido, ni en muchos aviones, restaurantes, salas de espera, hospitales…
  5. Sé un ejemplo para tus hijos: Los hijos de fumadores tienen mayores probabilidades de convertirse en fumadores. Además, fumar también es un mal ejemplo para otras personas que nos rodean, especialmente los jóvenes, aunque no sean nuestros hijos.
  6. Fumar no es ecológico: No sólo por el humo que se genera, sino por lo que ensucia la industria tabaquera y por lo que contaminan los residuos en forma de ceniza y colillas en las calles, campo, playa…

Dejar de Fumar: ¡Es posible! Aunque puede no ser fácil, el elemento imprescindible para dejar el vicio es querer dejarlo, pero también ayuda tener una estrategia. Es triste saber que «para muchos ex-fumadores, esta motivación se ha gestado en la enfermedad». O sea, cuando ya casi no hay remedio, es cuando se decide dejar el vicio.

Resumiendo, hay dos métodos, el progresivo y el radical. El primero es, en general, mejor para grandes fumadores. El segundo es para los que prefieren los grandes esfuerzos de una vez. El método radical, si hay motivación y voluntad suficientes, es más seguro y para el que es más difícil recaer. «El mejor momento para empezar es ya», aunque «sí es conveniente esperar una ocasión más propicia si se está atravesando momentos de especial tensión». Un buen punto de comienzo es elaborar y escribir tu propia lista de prioridades y motivaciones que te han llevado a la firme decisión de dejar de fumar, porque la decisión ha de ser firme, y debes leer la lista cada mañana, por lo menos.

«Piensa que en un primer momento, cuando estés en pleno «mono», te será mucho más concreto el placer inmediato que supone resolver la desagradable sensación de necesidad a la nicotina fumando un pitillo, que los abstractos y futuros beneficios que el abandono del hábito te pueda proporcionar». Por eso es importante conocerse, saber hasta qué punto necesitamos ese hábito y el tipo de fumador que se es o para qué se utiliza el tabaco: adicto a la nicotina, como facilitador de las relaciones y aumento de la auto-confianza, fumador ritual, amortiguador de la tensión en momentos de estrés o su contrario, el que fuma para relajarse, el fumador inconsciente, que fuma sin planteárselo… Muy a menudo el rito de fumar está asociado a momentos concretos: tomar un café, salir con los amigos…

Si llevas el control del placer que te da cada cigarrillo, te sorprenderás con que muchos cigarrillos se fuman de manera «casi inconsciente». Para el que decide dejar el hábito gradualmente, esos cigarrillos son los más fáciles de quitar y se puede empezar por ahí, sin olvidar que hay algunos cigarrillos importantes en el día que también pueden empezar a dejarse paulatinamente. Es importante tener la firmeza de no volver a fumar un cigarrillo eliminado de la lista: el de por la mañana, el de después de cenar… puedes empezar eliminando el que fumas en medio de las comidas que suele ser uno de los más absurdos.

Hay muchos trucos que ayudan a dejar de fumar progresivamente: Proveerse de algo para las manos (un bolígrafo…) y para la boca (un caramelo, una manzana…), guardar las colillas en un frasco para tenerlas presentes y oler el frasco cada vez que flaquee la voluntad, cambiar la mano con la que se suele fumar, lavarse los dientes en vez de fumar después de las comidas, hacer respiraciones profundas de vez en cuando, inhalar menos profundamente el humo y apurar cada vez menos cada cigarrillo, guardar los cigarrillos y el mechero en sitios incómodos y alejados entre sí para que fumar se convierta en algo incómodo… «Conforme vas disminuyendo el número de cigarrillos, comprobarás que un nuevo sentimiento de orgullo y control de tu vida te invade». Cuando el fumar se reduce a 5 cigarrillos diarios, suele ser mejor dejar drásticamente el vicio para siempre, eligiendo un día adecuado y no cambiándolo por nada. «Los primeros días sin fumar son los más críticos» y pueden producirse «autosabotajes» en los que una parte de la persona, la que quiere seguir fumando, se rebela contra la otra parte. Cuenta con esos problemas y piensa cómo afrontarlos sin caer en ablandar los propósitos: «sólo una caladita», «por un pitillo más…»… y es que, en ciertos momentos «cualquier justificación parece convincente» y siempre acaban en una recaída en toda regla, perdiendo todo el esfuerzo hecho para llegar a esa situación.

En todo caso, muchos autores ven más efectivo el método radical evitando la sensación de sacrificio continuo. Hay que mantener el optimismo pensando positivamente lo bien que estaremos cuando dejemos el vicio, en vez de pensar lo a gusto que estaríamos fumando un cigarrillo cuando estamos bajo los efectos de la ansiedad. Tengamos en cuenta que la mayoría de los fumadores preferiría no haber empezado nunca a fumar, porque no se empieza a fumar por placer, sino que ese «placer» se consigue después, cuando uno está ya enganchado en el hábito. Hay muchas técnicas que pueden ayudar a pasar el mal momento, pero ninguna sustituye lo más importante: la FIRME DECISIÓN DE NO VOLVER A FUMAR. Algunas de esas técnicas son: Acupuntura, auricolopuntura, grupos de apoyo, cursillos de la Asociación Española contra el Cáncer u otros organismos… Hacer ejercicio es algo siempre positivo, pero en esta etapa mucho más, pues además de entretenernos un rato evita los ligeros aumentos de peso que puede generar esta desintoxicación, aunque éstos suelen ser ligeros y fáciles de eliminar posteriormente. Si en los momentos de ansiedad se acude, además, al frigorífico la ganancia en peso es más segura. El ejercicio es buenísimo por multitud de factores, pero quizás los más importantes sean la «ventilación de los pulmones» y su «reacción de relajación» y bienestar (incrementa la secreción de endorfinas). Un ejercicio fácil y exento de riesgo es, sencillamente, caminar, pero hay otros muy simples: pasear en bicicleta, subir escaleras, nadar, jugar con la pelota o con los niños, bailar… Pero siempre hay que hacerlo acorde a las posibilidades del deportista, empezando con poco tiempo y subiendo lentamente el esfuerzo. Además, ese puede ser un buen momento para empezar una alimentación inteligente, sin comer entre horas o, si es necesario, tomar una infusión o algo de fruta. Las cenas deben ser ligeras y 2-3 horas antes de ir a dormir.

  1. Alimentos a evitar: reducir el consumo de carne, de grasas, de productos fritos, de alcohol, de bollería comercial y dulces en general (galletas, pasteles…), bebidas carbónicas y azucaradas, salchichas, hamburguesas, salsas, evitar el abuso de excitantes como el café, el té, la cola, no abusar de la sal…
  2. Alimentos a fomentar: Aumentar el consumo de frutas y verduras (ensaladas variadas…), arroz y otros cereales, pastas, pescado azul, pollo (que es de las carnes más saludables), beber abundante agua…

Los primeros días sin fumar se puede pasar mal, pero no hay que olvidar nunca que se trata de una etapa pasajera: dolores musculares, ansiedad, falta de vitalidad, trastornos del sueño, irritabilidad, dificultad para la concentración… Esa etapa puede durar pocas semanas, pero para considerarse exfumador ha de pasar al menos un año sin fumar y, aunque tras unas semanas sin fumar el organismo se siente mejor, el fantasma de la recaída está siempre presente y hay que estar alerta, sabiendo que no existe el sólo tomar un cigarrillo, sino que un cigarrillo es parte de una cadena. Recaer es causa de una escasa motivación y de no tener claras las razones por las que es absurdo fumar.

Si finalmente decides seguir fumando deberías tener en cuenta lo siguiente:

  1. No fumes delante de no fumadores, mucho menos si son menores. Es de mala educación preguntar si se molesta ya que es evidente que sí se molesta y, la buena educación de los no fumadores les lleva muchas veces a aguantarse antes que a quejarse.
  2. Respeta las señales y las normas que prohiben fumar.
  3. No fumes en restaurantes o lugares donde puedas molestar, aunque esté permitido: Si hay no fumadores, molestarás aunque ellos no se quejen, incluso aunque haya otros fumando. Los camareros, por ejemplo, también merecen respeto, aunque sea en un lugar al aire libre (el humo le llega a todos los que nos rodean a bastantes metros de distancia).
  4. Las colillas y la ceniza sólo deben depositarse finalmente en la basura tradicional. Tirar esos residuos tóxicos al suelo o al váter es muy contaminante. Ten especial cuidado en el campo, en la playa y en zonas infantiles (parques, cercanías de colegios…).

«Piensa que los hipotéticos momentos de bienestar o placer que puede darte un cigarrillo es el bienestar o el placer de que disfrutan los no fumadores durante toda su vida (…) y que volverás a disfrutar cuando te sientas libre de esta esclavitud que es el vicio de fumar». Otra ayuda muy importante es conseguir más información sobre este tema, tanto a través de libros como por internet:

  1. José Galindo, «Salvemos Nuestro Planeta«. Editorial Lulu.com, 2008.
  2. Asociación Española contra el Cáncer.
  3. Holistika.net, portal coordinado por Isabel Fernández del Castillo.
  4. No Fumes la Hierba, Cómetela.
  5. Si Bebes, No conduzcas; Si Molestas, NO FUMES.
  6. Otros libros resumidos, como este.