El Déficit Cero es básico para la Sostenibilidad (a Favor de la Reforma Constitucional)

La constitución española de 1978Para una vez que se ponen de acuerdo los dos grandes partidos políticos en España, resulta que todos los demás están en contra (los nacionalistas los que más, pues no están acostumbrados a que su opinión tenga tan poca importancia como el número de votos que obtienen). Hasta los sindicatos están en contra de que se modifique la constitución para exigir déficit cero en las cuentas públicas (otros dicen que es una estafa). ¿Acaso no es algo elemental no gastar más de lo que se ingresa? ¿A quien beneficia que se pidan préstamos salvo a los bancos?

Hay que recordar que esa reforma no se hace por gusto (los que mandan han dicho que se haga). Más que otra cosa es sólo un gesto (si quisieran poner coto al déficit se podría hacer sin cambiar la constitución con un texto tan poco concreto).

En principio, no gastar más de lo que se ingresa es algo básico en cualquier economía… ¿Indica eso que se harán menos políticas sociales? NO TIENE QUE SER ASÍ, y eso es lo que se puede discutir. No tiene sentido hacer políticas sociales a costa de endeudarnos más y más… eso es insostenible, y la sostenibilidad no es algo “opcional” sino básico para “sostenernos”. Por otra parte, el documento de los sindicatos habla de “la principal causa de la caída del crecimiento”, dejando claro que su deseo es que no haya tal caída. Cualquier BioEconomista o Ecologista sabe que el error más grave es mantener que el crecimiento puede ser indefinido. Tenemos que entender que necesitamos una fase de decrecimiento, de GASTAR MENOS (mira aquí el porqué). O lo hacemos bien, voluntariamente, y organizándonos, o bien será la Naturaleza la que nos lleve a un decrecimiento brusco, y lo lamentaremos (es la llamada GRAN CRISIS).

Desde el punto de vista económico y ecologista, lo ideal es gastar poco. Lo que tenemos que exigir como ciudadanos es que el dinero se emplee bien, y no que se contraigan deudas para que los políticos en el poder queden bien. Muchos suponen que el dinero de endeudarse se va a emplear bien: ¿no es eso mucho suponer?. El problema en España no es tanto de falta de dinero, como de falta de buena gestión del mismo. Cuando el dinero es escaso, se administra mejor. Algunos dicen que se podría hacer mediante Ley Ordinaria, para cambiarlo fácilmente cuando vengan tiempos mejores, pero olvidan que gastar lo justo es bueno para todos los tiempos.

El documento de los sindicatos también dice que “el principal instrumento que cada Gobierno tiene para alcanzar sus objetivos de política económica, se verán enormemente condicionados”. ¿Es eso malo? Lo que no tiene sentido ninguno es que cada político de turno no este “condicionado” y que pueda gastar lo que le dé la gana, pues ya lo pagará el siguiente. Así, tenemos ayuntamientos como el de Madrid, terriblemente endeudados por… ¿hacer políticas sociales? No. Más bien es por hacer obras faraónicas que desde el punto de vista de la “sostenibilidad ambiental y económica” dejan mucho que desear. El objetivo de muchos políticos NO es ningún tipo de sostenibilidad, sino volver a ser elegidos y, para eso, lo mejor es que se ajusten al dinero que se ingresa, y no contraigan deudas que luego, con sus millonarios intereses, pagamos entre todos.

Los sindicatos hablan también de la  “eliminación de gastos superfluos y la reducción de duplicidades entre administraciones”. Por supuesto, eso también es imprescindible, pero el déficit cero no sólo no obstaculiza eso, sino que casi lo apoya (dependiendo de cada político con poder, claro). También aluden a la lucha contra el “fraude fiscal”, contra los “paraísos fiscales” y a “subir los impuestos a los ricos”. La respuesta es la misma: Eso NO es incompatible con el déficit cero. Es curioso que los ricos franceses y los ricos alemanes han pedido PAGAR MAS IMPUESTOS ¿y los ricos españoles?.

No entendemos bien porqué el movimiento 15M, Equo (que también está en Málaga) y otros colectivos afines están en contra del déficit CERO. Si es por “la forma”, puede ser razonable, pero es que están también contra “el fondo”, y no tiene sentido oponerse a algo que beneficia sus objetivos (cualquier explicación que pueda aportar luz será bien recibida). Es verdad que la forma es la usual: Aplicar el rodillo de la mayoría parlamentaria pero… ¿acaso no es eso lo normal? ¿acaso no es más grave (aunque más usual) cuando esa mayoría es un gobierno en minoría más una minoría nacionalista que acompaña por intereses ajenos a la votación? (al menos en esta ocasión, ese no es el caso).

El portavoz de Equo, Juan López de Uralde, decía que “los gobiernos no están cumpliendo con su obligación, que no es otra que gobernar en busca del bien común”, pues “hay que gobernar para la ciudadanía, no para los mercados”. Y en eso estamos todos de acuerdo pero… ¿contraer más y más deudas beneficia a la ciudadanía a largo plazo? Para responder hay que saber en qué se empleará el dinero y para saber eso basta con mirar nuestra sociedad que es, a todas luces, insostenible.

Decía Joaquín Araújo, un naturalista genial, en uno de sus libros más inspiradores, que la Naturaleza “no contrae deudas”… Las deudas no son naturales. Por supuesto que pueden ser buenas para los pueblos, pero que cada ciudadano decida lo que quiere endeudarse, y no que los políticos decidan lo que nos endeudamos todos.

No olvidemos generación tras generación conceptos básicos de tiempos inmemoriales, que aparecen hasta en la Biblia con el caso de Josué (Génesis, 41) y los siete años de vacas gordas seguidos de siete años de vacas flacas: En los buenos tiempos lo sensato es ahorrar para cuando vengan malos tiempos, que siempre vienen. Muchos piensan que lo mejor es gastar lo que se tiene, y más aún si se puede. No se puede despilfarrar tanto como se ha hecho en España. Pongamos el ejemplo de tanta entidad mal gestionada (véase los directivos de la CAM, por ejemplo, que dimitieron horas antes de que el BdE tomara su control, y ahora se van con pensiones millonarias).

Que el déficit cero sea positivo para cualquier economía no supone apoyar ciegamente a las famosas organizaciones supranacionales (Banco Mundial, FMI, OCDE, UE, BCE…) cuya gestión y falta de democracia es ejemplo claro de insostenibilidad y poca responsabilidad… con la complicidad de los de Standard & Poor’s y Moody’s.

Es verdad que no hace falta ponerlo en la constitución, pero eso le da más fuerza. Es verdad que no habla de cantidades, por lo que todo puede quedar en nada, pero déficit cero indica no gastar más de lo que se ingresa, por lo que cualquier gasto que exceda lo que se ingresa no puede, ni debe, efectuarse, tal y como hace la Naturaleza (que incluso es más estricta pues ni siquiera gasta lo que espera ingresar, sino que gasta sólo cuando ya lo tiene ingresado). Se dice que esto puede hacer que paguen la crisis más los pobres (pero eso ya está ocurriendo sin necesidad de cambiar ni la constitución ni el mundo), que los del PP-PSOE nos van a cobrar sus corrupciones por otro lado (pero eso no afecta al déficit cero)… por tanto, se ve como evidente que el déficit cero es algo elemental para la sostenibilidad, aunque eso sin ética política sirve de poco.

Me temo que esto de modificar la constitución sea otra tomadura de pelo de nuestros políticos, pero en este caso es un paso en la buena dirección, aunque al final se quede, como tantas buenas cosas en nada… ya veremos.

Se abre el debate… pero antes te sugiero leer algo de esto:

Acerca de Pepe Galindo

Estamos en el mundo para aprender y ayudar y, si es posible, disfrutar. Es autor de libros como "Salvemos Nuestro Planeta", "El buscador de lo inefable" y "Relatos Ecoanimalistas"; ademas de publicar regularmente en dos blogs: 1) blogsostenible.wordpress.com y 2) historiasincontables.wordpress.com
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26 respuestas a El Déficit Cero es básico para la Sostenibilidad (a Favor de la Reforma Constitucional)

  1. Salva A. dijo:

    Efectivamente es deseable no tener déficit. Peor también es verdad que el
    déficit actual lo han generado básicamente el PP y el PSOE, que aunque
    grande, no es el más importante. El déficit privado en España representa
    el 70% respecto al déficit público (30%), más bajo que el de otros paises
    europeos.

    Como digo el problema no es que se quiera tener un déficit cero. El
    problema es que con la modificación del artículo 135 de la Constitución consagra la política de déficit mínimo, y supedita las política nacional a lo que digan las instituciones de la
    Unión Europea. Es decir, perdemos soberanía frente a instituciones no
    democráticas como el Banco Europeo.

    Por otra parte, y es lo más grave, prioriza la ausencia de déficit sobre
    otras necesidades (creación de empleo, políticas medioambientales o servicios sociales, por ejemplo) contradiciendo a otros artículos de la Constitución.
    Esta modificación ata de pies y manos a cualquier gobierno. Perfectamente
    se podía haber hecho una Ley Ordinaria de control del déficit. Una ley se
    puede cambiar en cualquier momento si las condiciones cambian, y por
    mayoría simple. Un artículo de la Constitución no se cambia tan fácilmente
    (en este caso necesita el 60% del parlamento).

    Para que lo entiendas te pondré un ejemplo casero: No es bueno que una
    familia tenga una hipoteca. Lo ideal es que una familia se gaste como
    máximo lo que ganan sus componentes. Así todos tan felices. Sin embargo
    por cuestiones diversas (el hijo quiere estudiar en el extrajero, hace
    falta una intervención médica que no cubre el seguro, o hace falta comprar
    una casa) las familias se endeudan. Pues bien, con esta reforma es como si
    impidiésemos a esa familia pedir un préstamo. Así que aunque pudiesen
    pagar a plazos, esta familia no podría dejar que su hijo se formase en el
    extrajero, no podría intervenirse médicamente y mucho menos comprar una
    casa.

    Eso mismo se puede extrapolar al estado. Las administraciones no podrían hacer
    frente a infraestructuras que dinamizasen la economía y generasen empleo,
    por ejemplo. Se tendrían que externalizar servicios incapaces de ser
    garantizados por el estado por falta de presupuesto. Por tanto se abriría
    el paso a las privatizaciones en educación, sanidad, investigación, etc.
    Entraríamos en una liberalización de la economía consagrada por la
    Constitución donde el estado tendría menos capacidad de maniobra para
    intervenir en la economía y el bienestar de los ciudadanos.

    Esta reforma la impone el capital. Es una vuelta de tuerca del
    neoliberalismo y su criados, el tamden PPSOE.
    Que no nos engañen

  2. Salva A. dijo:

    Siguiendo con el tema:
    Estamos de acuerdo en que tener déficit no es bueno. Pero es curioso que
    aquellos que piden ahora el déficit cero sean los que lo han generado, y
    no por mantener el sitema sanitario, sino por financiar obras
    costosísimas, como el AVE (en el caso de Málaga por financiar un metro
    subterraneo cuando el tranvía costaría 5 veces menos), por intervenir en
    guerras como la de Afganistán, obras innecesarias como muchas autovías y
    fundamentalmente (y de ahí viene el problema actual) por inyectar fondos
    públicos en la crisis de los bancos. Es como si el ladrón que ha robado en
    tu casa se presentase al día siguiente ofreciéndose como vigilante. No es
    creible.
    Al poner el objetivo de déficit cero en la Constitución (y no en una Ley
    Ordinaria) «consagra» (en palabras de Rajoy) una política determinada. Una
    política neoliberal donde por falta de presupuesto público se dejarán de
    hacer cosas y se privatizarán servicios. Esta reforma es impuesta por
    entes extranjeros, para que España garantice el pago de la deuda por
    encima de cualquier cosa (como la creación de puestos de trabajo).
    El endeudamiento es una maniobra presupuestaria que permite afrontar
    gastos inmediatos y necesarios. Si quitamos esa herramienta dejamos al
    estado cada vez más inútil. El problema no es la herramienta (la capacidad
    de generar deuda) sino cómo se utiliza (es decir, dónde se genera deuda y
    para qué).
    Lo que hay que lesgistar es, tal vez, en qué partidas te puedes endeudar y
    en cuales nó. Ya digo, la opción de la línea de alta velocidad, por poner
    un ejmplo, ha sido nefasta, porque se ha dejado de invertir en el
    ferrocarril convencional, mucho más ecológico. Sin embargo podría ser una
    opción adecuada endeudarse para subvencionar la eficiencia energética de
    las empresas españolas. Con eso a la larga disminuiríamos nuestras
    emisiones de gases invernadero y ahorraríamos en gasto de combustible, con lo
    que se podría recuperar dicha deuda.
    Invirtiendo en una autovía infrautilizada (como la de Los Barrios-Jerez)
    no solo aumenta las emisiones de gases, sino que además aumenta los gastos
    de mantenimiento de las vías públicas construidas. Estas infraestructuras
    generan siempre más gastos, y dudosos beneficios sociales o ambientales.
    Otro ejemplo casero: si un repartidor autónomo depende de su furgoneta para trabajar y esta se estropea, es lógico que pida un préstamo para arreglarla, ya que de ello depende su sustento. Lo que no es de recibo (como ha pasado en muchos casos) es que pida un préstamo para celebrar la comunión del niño o para irse de vacaciones a Cancún. Por tanto el problema no es si endeudarse o no, sino para qué lo haces y si puede ser beneficioso a largo plazo. SI a esta persona le impides endeudarse para arreglar su furgoneta seguramente se irá a la ruina y será otro parado más.
    En España, por desgracia, tanto gobiernos como particulares han vivido derrochando en gastos innecesarios, festejos, obrars faraónicas, etc.
    Yo no tengo la culpa. Yo nunca me endeudé ni voté a los que se endeudaron, yo siempre critiqué el derroche y las actividades especulativas, yo me negué a comprarme una casa por el triple de su valor real y permanecí viviendo de alquiler. ¿Por qué, como ciudadano, tengo ahora que pagar por lo que han hecho otros?
    Por cierto, sin capacidad de generar deuda ten por seguro que lo primero
    en dejar de hacerse son las políticas medioambientales: subvención a las
    energías alternativas, mantenimiento de masa forestal, etc.
    Saludos

    • Pepe Galindo dijo:
      1. Decidir no tener déficit no tiene que ir en detrimento de ningún tipo de «necesidad»: Si la protección del medioambiente, por ejemplo, depende de que nos endeudemos… mal vamos a protegerlo.
      2. Dices que esto «ata» a cualquier gobierno: Y yo digo que eso es GENIAL. Lo malo es tener gobiernos que sean 100% libres, eso es malísimo.
      3. Se puede hacer por una Ley: Bueno, eso es un detalle que tiene importancia menor, cuando lo realmente importante es que no se gaste en exceso. Por otra parte, como ya decía, no gastar en exceso es siempre bueno, por lo que no me parece bien que se cambie cuando al gobierno de turno le apetezca. Está bien que esté en la Constitución (hubiera sido deseable un referendum, pero…).
      4. Tu ejemplo de la familia es bueno (y el de la furgoneta): PERO una cosa es que tú te endeudes porque te da la gana, y otra que se endeude Zapatero con dinero que ni es suyo, ni lo va a pagar él. La diferencia es abismal y, por tanto, la comparación es imposible. Totalmente de acuerdo en lo absurdo de pedir préstamos para celebrar la comunión: Esa es la raíz del problema: En España muchos han vivido como ricos, sin serlo: Mirad este vídeo: https://blogsostenible.wordpress.com/2011/05/29/espanistan/
      5. Dices que «por falta de presupuesto público se dejarán de hacer cosas y se privatizarán servicios»: Eso ya pueden hacerlo sin esta modificación, y de hecho ya lo han hecho en el pasado, por lo que son dos temas INDEPENDIENTES. Como ciudadanos, lo que tenemos que pedir es que se invierta bien el dinero que tenemos: EL QUE TENEMOS, y no el que NO TENEMOS.
      6. Dices: «El endeudamiento es una maniobra presupuestaria que permite afrontar gastos inmediatos y necesarios»… y yo me pregunto si vives en el mismo país que yo, pero precisamente veo que SI, porque al principio hablas de «financiar obras costosísimas, como el AVE», por lo que tú mismo estás viendo que el endeudamiento NO garantiza que se afronten gastos «necesarios». Está ya demasiado demostrado, como para seguir confiando en eso. Yo votaría a favor de esa utopía, pero la realidad es que ES una utopía.
      7. Para el medioambiente, lo mejor es gastar siempre poco, poco de todo. Es posible, como tú dices, que sin generar deuda se dejen de hacer políticas medioambientales… pero es que no sé qué sentido tiene una política medioambiental basada en endeudarnos. Plantar árboles es bueno, pero si pido un préstamo para irme en avión a plantar al Amazonas… ¿realmente es sensato? REPITO, porque esto me parece fundamental: Como ciudadanos, lo que tenemos que pedir es que se invierta bien el dinero que tenemos: EL QUE TENEMOS, y no el que NO TENEMOS.

      Finalmente… gracias por tus comentarios y tu opinión.

      • juana juncà artiga dijo:

        pepe, todo tu planteamiento básicamente esta bien, creo que todos los ecologistas deseamos lo mismo .(incluido salva)
        pero una cosa es lo que queremos nosotros y otra muy diferente lo que quieren «ellos » de entrada un acuerdo entre pp y psoe debería como mínimo de haberte mosqueado.
        estoy de acuerdo con salva, es una trampa .
        sólo añadir una cosa : la deuda no sólo se reduce disminuyendo gastos sino aumentando ingresos , o mejor todavía las dos cosas a la vez .
        la verdad , creo que la situación es muy seria para querer solucionarla solamente con esta reforma constitucional .
        juana

  3. Salva A. dijo:

    Te dejo un video. Aunque podría ser mejor, tampoco es malo:

  4. Salva A. dijo:

    Muy sólidos tus argumentos, aunque no los comparta porque creo que te faltan varibles a tener en cuenta, como es el funcionamiento de las administraciones.
    Parece que ambos tenemos claro lo siguiente:
    1. Tener déficit no es bueno
    2. Hay que hacer políticas tendentes a un equilibrio presupuestario
    3. Actualmente hay un déficit enorme que hay que reducir.
    Yo creo que una de las formas de reducirlo es aumentando los impuestos, eliminando gastos innecesarios y antisociales y revisando la «deuda-estafa» tal y como se está intentando en Grecia. Incluso cabría la posibilidad de negarse a pagar la deuda, tal y como ha hecho Islandia y poner en jaque a la usura internacional, aunque las consecuencias puedan ser duras a efectos económicos.
    4. Hace falta una ley que regule la capacidad de endeudamiento de las administraciones
    Aquí, sin embargo no estamos de acuerdo en el procedimiento: yo creo que no debe ser reflejado en la Constitución (y menos en los términos en los que se ha hecho), y tampoco estoy de acuerdo en impedir siempre el endeudarse, puesto que a veces puede ser necesario (el ejemplo del autónomo y su furgoneta).
    ¿Que propondría?
    Posiblemente propondría una ley transitoria (a aplicar durante unos años y revisable después) que impida endeudarse en partidas que no sean encaminadas a 5 objetivos básicos: educación, salud pública, generación de empleo. mantenimiento de las pensiones y mejora ambiental (no se si se me olvida algo importante)
    Todo lo demás es prescindible mientras nos encontremos en este estado de déficit desorbitado. Por ejemplo, prohibición de subvención a festejos (fundamentalmente taurinos), no intervención en aventuras militares, reducción del ejército a actividades meramente defensivas, aunque eso implique salirse del mando único de la OTAN (¡vaya pena…!), investigaciones que no supongan beneficios sociales o ambientales (tú y yo sabemos que hay investigaciones de dudosa utilidad social o incluso científica…), infraestructuras desarrolistas (AVE, autopistas y autovías, hiperrondas, soterramientos, paseos marítimos, puertos deportivos…), eliminación de subvenciones a grupos religiosos (iglesia católica), además de las consabidas reducciones en sueldos de altos cargos, protocolos, etc.
    Evidentemente esto debe conjugarse con una pollítica fiscal fuertemente progresiva y la creación de una banca pública. Es decir, el estado debe recuperar el poder perdido en manos de los bancos y el gran capital, y regenerar la economía bajo control democrático. Fácil de decir y complicadísimo de hacer, aunque necesario.

    • Pepe Galindo dijo:

      Al final estamos de acuerdo en casi todo, pero no en todo. Nuestra principal diferencia es que creo que no eres muy realista. Me parecería estupendo, como tú dices, una ley «que impida endeudarse en partidas que no sean encaminadas a 5 objetivos básicos» (los que tú propones), pero ¿Quien te asegura que los políticos no se gasten el dinero que tienen en un AVE (entre El Rocío y Andújar, por ejemplo) y luego… como no hay dinero para sanidad, pues nos endeudamos, que eso sí es legal según tu propuesta?

      Si es en una ley, como tú propones: ¿Quien te asegura que los políticos no se gasten el dinero, y cuando no haya, pues quitan la ley pactando con un partido nacionalista, a cambio de dinero procedente de la deuda pública? Este caso es tan probable (ya han ocurrido antes pactos similares) que hacen que me parezca estupendo que esté en la Constitución. Ahora bien, me hubiera gustado un referendum (que hubieran ganado casi con total seguridad). Pero es que… no nos olvidemos que la reforma no se hace por gusto, y que es urgente, para quedar bien.

      Respecto al vídeo: Dice que una forma de luchar contra la crisis es «inyectar dinero» por parte del gobierno, «gasto público», o sea que el gobierno gaste dinero. Yo estoy seguro que eso es bueno para la economía (no a largo plazo), pero para la sostenibilidad es realmente muy muy dudoso. Lo primero es, sospecho, de las cosas que se enseñan en las facultades de Económicas, mientras lo segundo es, lo que el economista Georgescu-Roegen criticaba que no se enseña en las facultades de Económicas… Por favor, economistas del mundo… lean a Georgescu-Roegen, y los demás, al menos que lean este articulito: http://www.lcc.uma.es/~ppgg/libros/ocarpintero.html

      • Pepe Galindo dijo:

        Hay un documental interesantísimo, que muestra los problemas de vivir con DEUDAS… la actual crisis es, en gran parte, otra de las herencias nefastas de George W. Bush (además de los muertos en Irak, de Guantánamo, de la escalada de inversiones armamentísticas…) No os perdáis el documental SOBREDOSIS: http://vimeo.com/21949523 (ni el Porqué Debemos CONSUMIR MENOS… sencillamente es básico para entender lo que está pasando)

        Muestra, por contar algo, lo desastrosos que son los «planes RENOVE», para renovar coches (o electrodomésticos) que siguen siendo útiles, a cambio de otros nuevos… ES PELIGROSO gastar innecesariamente, y más aún inyectar dinero que fomente que la gente contraiga DEUDAS, porque las deudas son un problema aún mayor. Las deudas son, en realidad, gastar un dinero que aún no hemos ganado (y que puede que no ganemos nunca, pues el futuro es siempre imprevisto).

  5. Trucha dijo:

    En referencia a que en «España no es tanto de falta de dinero, como de falta de buena gestión del mismo» y que «gastar lo justo es bueno para todos los tiempos», os dejo un artículo muy interesante que habla sobre la gestión de los Presupuestos Generales del Estado en relación con las obras faraónicas llevadas a cabo sin lógica y sin sentido. Un boquete en el que TODOS estamos hipotecados por querer estar rodeados de aviones, AVEs y otros «pajarracos» más. Y entre todo esto: un MEDIO AMBIENTE VIOLADO.

    http://dfc-economiahistoria.blogspot.com/2011/08/aves-aeropuertos-autopistas-y-tranvias.html

    Espero que aquellos/as que quieren poner en marcha la faraónica Autopista Marbella-Ronda (http://www.elconfidencial.com/espana/2011/junta-rescata-autopista-peaje-pelotazo-merinos-20110206-74473.html) se sientan bien identificados.

    Espero que aquellos/as que quieren poner en marcha el faraónico Anillo Ferroviario de Antequera (http://www.larepublica.es/spip.php?article25048) se den por aludidos.

    Etc. etc. etc.

    Patricia.

  6. ATEO - ROJO - MASON dijo:

    Hola a todos.

    Soy nuevo por este blog y como es de buena educación, antes de entrar al trapo queria saludar a todos los que lo hacen y leen. Saludados quedan ustedes.

    ¿»El déficit cero es básico para la sostenibilidad»?.

    Interesante pregunta creo yo, habreis observado que he transformado la afirmación del autor en pregunta, a mi me parece más interesante responderlaq antes que discutir sobre la respuesta, que más me parece otro dogma que una verdad.

    Pues la respuesta, para mi, es que depende, me explicaré.

    La sostenibilidad es por ahora, un dogma, quizás el más moderno de ellos, apuesto que tenemos muchas respuestas o muchas ideas distintas para definirla ¿tantas como respuestas?. Para mi, la sostenibilidad consiste en «hacer aquello que se debe hacer», evidentemente desde el punto de vista económico, no desde el ecológico, si quieren ustedes abordarlo ecológicamente es otro debate y aqui se habla de «deficit cero» y de la necesidad u oportunidad de reformar la constitución para aplicarlo.

    Para «hacer aquello que se debe hacer», ¿es necesario el «deficit cero?. Evidentemente que NO, ¿les parece a ustedes que si es completamente necesario hacer un pozo, o cualquier obra de infraestructura, para encontrar agua para beber y así lograr que haya gente que no muera de sed, no se pueda, o debamos esperar al año próximo, porqué no se puede incurrir en déficit ?

    De hecho, me parece que se mezcla bastante el deficit y la deuda, cosas completamente diferentes, todo el mundo puede incurrir en deficit, lo importante, aquello que a partir de ahora es tabé es la deuda. ¿porqué? pues porque hay que pagarla….. facil.

    Pero claro, no se puede incurrir en más déficit porque la deuda ya la tenemos y como digo hay que devolver la pasta que nos dejaron para poder estar en la «primera división de la economia mundial», ¿se acuerdan del España va bien?. Y si no se puede incurrir en más déficit, ¿es necesario reformar la constitución para evitarlo?. NO, evidentemente que NO, pero ni reformar la Pepona, ni hacer ninguna ley al respecto, solo hace falta dejar actuar a los mercados, oferta y demanda otra vez.

    Y por ello, porqué España quiere que le sigan prestando pelas, los mercados (los que nos las dejan), han puesto condiciones. Es facil, vamos a ver:

    Oye dejeme usted 5.000 Eu., bueno, pero si se los dejo ¿como me los piensa usted devolver, más intereses, si no tiene usted recursos?, no tiene usted suficientes ingresos para el tren de vida que lleva……. ¿como llegamos a un acuerdo para que yo le pueda dejar lo que usted necesita con seguridad de que me lo va a devolver ?.

    Esta es la máxima señal que los paises pueden dar a los posibles prestamistas para que nos sigan prestando, es una EXIGENCIA de nuestros benefactores, de los amigos a los que pedimos dinero para que no nos cierren la empresa por impago, es un aval a la confianza de que van a cobrar y no se encontrarán encabezando, o en la cola, de una lista de acreedores a los que el estado español no paga por gastar aquello que no tiene.

    Es un gesto quizás necesario, es una exigencia para que nos sigan prestando, pero necesario regular el déficit por ley, no lo es ¿porqué va a serlo?. Depende.

    De todas formas, a mi me sigue pareciendo mucho mejor vender património (los obras de arte de los museos, por ejemplo) y amortizar deuda, que seguir pidiendo prestado.

    Saludos

  7. ATEO - ROJO - MASON dijo:

    Queria también comentar en forma escueta mi valoración de determinadas afirmaciones en esta entrada, que a mi parecer no son correctas.

    ¿Acaso no es algo elemental no gastar más de lo que se ingresa?………………..
    No, depende de si lo puedes pagar o no. Ejemplo : Hipotecas. ¿hay que pagar la compra de una vivienda sin pedir prestado?.

    ¿A quien beneficia que se pidan préstamos salvo a los bancos?…………………….
    Pues al que los pide, ya que así puede comprar bienes a plazos cuando le es necesario. Si no se hiciera a plazos, simplemente no podria formar una familia e independizarse hasta los 50 ¿algo imprescindible?.

    En principio, no gastar más de lo que se ingresa es algo básico en cualquier economía…………
    No lo veo así, depende de si es habla de déficit o de deuda..!!!!

    Desde el punto de vista económico y ecologista, lo ideal es gastar poco………………….
    ¿porqué?. Lo ideal es gastar lo que se debe, ni mucho, ni poco. ¿ Y ecologista ? Ya me lo explicará, no entiendo porqué.

    El problema en España no es tanto de falta de dinero, como de falta de buena gestión del mismo…………………
    Estoy radicalmente en contra de esta afirmación, el problema de España es la falta de dinero, claro como el agua. Una economia con una estructura de PIB sin valor añadido que solo ha podido vivir el «estado del bienestar» gracias a la enorme deuda que ahora arrastramos.
    Si no cambia y no cambiará, la estructura del PIB español, no hay ni habrá dinero para poder gastar en el mantenimiento de este bienestar ya que está por encima de nuestras posibilidades. Toca ser más pobres.

    No se puede despilfarrar tanto como se ha hecho en España………….
    No es que no esté de acuerdo con este enunciado, ¿quien es el que no lo está?. Solo quiero decir que el poco o mucho despilfarro, no es la causa de la crisis económica que estamos viviendo.

    Pongamos el ejemplo de tanta entidad mal gestionada (véase los directivos de la CAM),……
    ¿porqué la CAM, porque no el BBVA, o Caja Madrid o…..?
    ¿Acaso no están todas en quiebra técnica?.
    Y mal gestionadas ¿porqué?. ¿Acaso no dieron creditos a la vivienda, al consumo o a la empresa, que es aquello que se les pedia…?.¿en que consiste la mala gestión?.

    Todos gastamos a cuenta de deuda, ahora, cuando hay que pagar la deuda, no podemos decir que los demás son cualpables y nosotros unos inocentones que no hemos roto un plato. ¿no fuimos a pedir creditos?.

    ……………………Que el déficit cero sea positivo para cualquier economía no supone apoyar ciegamente a las famosas organizaciones supranacionales (Banco Mundial, FMI, OCDE, UE, BCE…) cuya gestión y falta de democracia es ejemplo claro de insostenibilidad y poca responsabilidad… con la complicidad de los de Standard & Poor’s y Moody’s…………………………

    ¿comooooooooo? Me lo explique… ¿ejemplo claro de insostenibilidad? ¿porqué? ¿falta de democracia? ¿porqué?. ¿poca responsabilidad? ¿porque?. ¿complicidad de las agencias? ¿como?.

    ……………………………………………………………..

    En mi primera entrada creo que tenemos coincidencias de fondo, aunque con algunos argumentos no coincidentes, en esta segunda entrada muestro mi más total disconformidad a afirmaciones que, para mi, ni son reales ni tienen sentido.

    El fondo, modificar el sistema y hacerlo mejor.
    El malo de la pelicula, SOMOS TODOS, no unos, no los otros, TODOS.

    Saludos

    • Pepe Galindo dijo:

      Voy a intentar responder brevemente, pero muchas de las respuestas o están en el texto o en los enlaces adjuntos. Antes, agradecerte tus comentarios y tu intervención.

      Yo no estoy en contra de pedir un préstamo, en genérico, y menos, como ya he aclarado antes por parte de particulares. Pero en la situación actual, y en la que teníamos desde hace años y en la que tendremos durante muchos años, pedir préstamos por parte de los políticos es nefasto para nuestra economía. Los préstamos pueden ser buenos para las personas, y para la economía, pero muy rara vez lo serán para la sostenibilidad ambiental. El gran problema del medio ambiente es el «consumo» desmedido de todo (pisos, televisores, coches…). Los préstamos sirven para consumir más (más de lo que se consumiría si no hubiera préstamos)… y eso no puede ser bueno para la Naturaleza, y ese es el objetivo principal de la entrada: Puedes leer más sobre eso en el link sobre Araújo.

      El dinero, dicen, nunca es suficiente… pero yo creo que en España hay dinero suficiente para una gestión razonable y vivir razonablemente bien. El problema es que NO se ha gestionado bien… se despilfarra dinero en miles de sitios: La sanidad pública despilfarra medicamentos, tenemos cientos de políticos inútiles, el estado de las autonomías ha generado multitud de parlamentos autonómicos MUY CAROS, además del senado (que muchos lo queremos quitar)… y el colmo son las autonomías uniprovinciales (despilfarro «a tope»), por no hablar de las diputaciones, de la cantidad de coches oficiales, etc., etc… además de lo absurdo de tanto tren AVE, en un país que… no somos ricos: Tendríamos dinero suficiente para lo básico, si se administrara bien. Si piensas que España necesita más dinero, es que no miras la cantidad de agujeros por donde se va el que tenemos… Si dejáramos de construir tanto AVE, habría dinero para no reducir en educación… (El AVE puede ser muy cómodo pero no es un transporte muy ecologista, teniendo, como teníamos en España líneas de tren convencional).

      Respecto a las organizaciones supranacionales… pues entérate cómo funcionan y sabrás responder a esas dudas. Mira el segundo enlace de los 3 que hay al final, el de Toni Comín, y verás que esas organizaciones no son democráticas… ¿Quien elige a los que mandan en el FMI, o en el Banco Mundial? ¿Sabías que el Banco Mundial financia proyectos sin evaluación de impacto ambiental positiva? Sobre las agencias de evaluación… bueno… mira la prensa de los últimos meses y verás que han calificado mal a aquellos países sobre los que querían atacar… ni son objetivos, ni tienen ética alguna. Es lo que han demostrado, por ahora.

  8. Pepe Galindo dijo:

    Hay un artículo interesante de Juan Torres, que defiende justo lo contrario de lo que defiende esta entrada. Digo que es interesante porque expone argumentos típicos e interesantes. No puedo estar de acuerdo con todos ellos, pues creo que tiene una visión muy a corto plazo y eso es malo (malo a largo plazo)

    Me parece que su artículo va en contra de lo que el ecologismo está sosteniendo desde hace ya unos cuantos años: El necesario decrecimiento económico, del que hay unos cuantos artículos ya en este blog, y del que aconsejo ver el vídeo corto que hay en la entrada titulada «El Mayor Problema de la Humanidad«.

    El artículo de Juan Torres dice textualmente que «si se rebaja el gasto público se reduce la capacidad de crecimiento económico de una economía». Y yo afirmo categóricamente que EL FALLO MAS GRAVE DE NUESTRO SISTEMA ECONÓMICO ES PENSAR SOLO EN CRECIMIENTO ECONÓMICO. Si pensamos que el «crecimiento» es necesario, vamos MUY MAL (el artículo dice textualmente que «lo que necesitamos es crecimiento económico»). Aclara que «no de cualquier tipo», pero es que en los países ricos ya no cabe más crecimiento… bueno, puede que sí, que podamos seguir creciendo un poco más, para llegar antes a LA GRAN CRISIS.

    El cortito video del Hamster Imposible, plantea que un hámster crece desde que nace hasta que alcanza un tamaño adecuado. Si creciera indefinidamente sería «insostenible» y todo sucumbiría a su descomunal tamaño. Lo mismo pasa en economía, y esto es muy fácil de entender: Nada puede ser eterno, y menos el crecimiento económico. El crecimiento será necesario en una época, pero ahora, los países ricos no admiten más crecimiento (por el bien del planeta y por solidaridad). Tenemos que dejar de crecer para que otros países puedan crecer un poco, y también para dejar que la Naturaleza no se descomponga más.

    Yo no soy economista, pero lo que veo es que si queremos salir de la crisis rápido sin importarnos el futuro a largo plazo, ni LA GRAN CRISIS, entonces perfecto, hagamos lo que sugiere el artículo de Juan Torres. Pero si queremos una economía sostenible a LARGO plazo, no podemos hacer que la economía dependa del gasto público, y encima a costa de contraer deuda pública. Sr. Torres: No veo claro que reducir el gasto público sea de «políticas neoliberales»… más neoliberales son en EE.UU. y ellos están haciendo justo eso: Aumentar el gasto y la deuda pública. En poco tiempo es posible que EE.UU. salga de la crisis antes que Europa, pero… la crisis que se nos viene a todos encima en pocas decenas de años, me temo que va a ser LA GRAN CRISIS, y creo que AÚN PODEMOS EVITARLA (pero para evitarla creo que también necesitamos el apoyo de EE.UU. y otros grandes países: China…)

    Está claro que Juan Torres no es un ecologista, puede que sea un economista, y que sacara buenas notas en la universidad… pero ya sabéis lo que dijo el economista Georgescu-Roegen, de lo mal que se estudia economía en las universidades. El Sr. Torres pone un ejemplo de: «Cuando el Estado gasta dinero en, por ejemplo, construir una carretera»… ¿Realmente necesitamos más carreteras en España? Eso nunca, ni para salir de la crisis (y no creo que sea radical: comparad el porcentaje de autovías por cada ciudadano en España y otros países). Podemos gastar mejor el dinero en, por ejemplo, plantar árboles, pero seamos honestos, ningún partido político aceptaría eso. En cambio, hacer carreteras es más «popular»… ¡ESA ES MI PENA!

    Sr. Juan Torres: Si te fías de los políticos, puede ser buena idea endeudarse más y más… pero yo no me fio (el artículo dice que se necesita gasto público «eficiente»… y no me creo que los políticos lo hagan «eficiente», sino «demagógico», ya tengo años suficientes para poder afirmar eso).

    En algo creo que ambos estamos de acuerdo: Es terrible que estemos discutiendo este asunto, cuando lo de los paraísos fiscales (lo cita el artículo) es muchísimo más grave y generaría más ingresos, más justicia y menos evasión de impuestos. Por no hablar de la Tasa Tobín que quiere aplicar Europa, pero que debe ser a nivel Internacional y destinarse en parte a la lucha contra la pobreza.

  9. Salva A. dijo:

    Os dejo un texto que acaba de publicar Carlos Taibo, ideólogo decrecentista, ecologista y en contra de la reforma constitucional, por los mismos motivos que ya expuse.

    Déficits y trampas: gobernantes culpables
    OPINIÓN. Colaboración. Por Carlos Taibo
    Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

    carlos_taibo15/09/11. Opinión. “Los mismos gobernantes que han tolerado -mejor sería decir estimulado- conductas económicas lamentables que nos han situado al borde del precipicio vienen después a contarnos que no queda más remedio que acatar unas medidas de ajuste que, por añadidura, son más de lo mismo, esto es, ratifican el acercamiento al precipicio”.

    Déficits y trampas: gobernantes culpables

    UNO. Cuando nuestros gobernantes, lejos de los micrófonos, se refieren a las numerosas y draconianas medidas de ajuste que han desplegado en el último año y medio suelen echar mano casi siempre del mismo argumento: un eventual desplome de bancos e instituciones financieras provocaría un escenario de caos y de ausencia dramática de expectativas que haría que añorásemos una situación como la presente. El argumento en cuestión suele verse acompañado de otro de perfil similar: hay que hacer lo imposible para evitar un programa de rescate de la UE, y ello aun cuando los deberes consiguientes recuerden poderosamente a ese programa de rescate.

    IMPORTA subrayar lo que hay por detrás de semejante trama argumental: un manifiesto olvido de cómo esos mismos gobernantes han tolerado -mejor sería decir que han estimulado- conductas económicas lamentables que nos han situado al borde del precipicio. Primero nos colocan junto a éste para después contarnos que no queda más remedio que acatar unas medidas de ajuste que, por añadidura, son más de lo mismo, esto es, ratifican el acercamiento al precipicio. No sólo eso: ni siquiera han demostrado su utilidad en términos de las claves mentales que maneja la economía dominante en un escenario en el que -sobran los datos para confirmarlo- ninguna de las concesiones realizadas a la lógica de los mercados ha servido para frenar un ápice la codicia de éstos.

    ES verdad que en repetidas ocasiones habíamos pronosticado que todo esto iba a ocurrir. Debemos reconocer, sin embargo, que nunca pensamos que nuestros gobernantes iban a llegar tan lejos en su complicidad con obscenos intereses privados. El hecho de que algunos de ellos, y bien que con palabras cautelosas, se hayan atrevido a reconocer que la mayoría de las reglas del juego las determinan esos intereses retrata fidedignamente a dónde hemos llegado.

    DOS. Tiene su sentido examinar tres de las manifestaciones precisas de todo lo anterior. Vaya la primera de ellas. Semanas atrás nuestros periódicos acogieron, a menudo en los titulares de portada, una noticia vanamente esperanzadora: los gobiernos de varios de los Estados miembros de la Unión Europea, y entre ellos el español, habían decidido proscribir, para defender a los bancos, determinado tipo de operaciones de cortísimo plazo que inequívocamente escondían infumables prácticas especulativas.

    LA riqueza de la noticia era doble. En primer lugar, el lector descubría que al alcance de nuestros dirigentes estaba, en virtud de una decisión estrictamente legal, prohibir prácticas que habían dañado de forma visible el quehacer cotidiano de las economías de los países afectados, y que con certeza, y dicho sea de paso, habían acrecentado los déficits públicos de aquéllos. La pregunta estaba, entonces, servida: ¿cómo es posible que durante años se haya transigido, inopinadamente, con esas prácticas? ¿Hasta dónde no habrá llegado la idolatría dispensada al dios mercado que este último ha quedado, siempre, por encima de lo que cabía entender que era el bien común? De la noche a la mañana descubríamos, para descrédito de quienes nos gobiernan, que, frente al que ha sido su discurso monocorde, sí era posible -era fácil- establecer reglas del juego que frenasen la especulación.

    HAY que prestar atención, aun así, a otra cara de la cuestión: tal y como los hechos se nos explicaban, los beneficiarios principales de la medida adoptada no eran sino los bancos. ¡Caramba! Ahora resulta que estos últimos nada tenían que ver con esas prácticas especulativas que repentinamente se trataba de combatir… Obligado está uno a certificar lo que a estas alturas se antoja evidente: nuestros gobernantes, que se han desentendido por completo de lo que sucede al ciudadano de a pie, siguen empeñados en rescatar a los bancos del abismo en que ellos mismos, voluntaria y gustosamente, nos han emplazado.

    TRES. Rescatemos un segundo hecho de interés, que no puede ser otro que la decisión asumida por socialistas y populares en el sentido de reformar la Constitución para incluir en ella una mención expresa a límites infranqueables en lo que se refiere al déficit de las diferentes administraciones públicas. Como suele ocurrir con estas cosas, a primera vista el criterio abrazado parece muy razonable: qué mejor que alentar la austeridad y el equilibrio en esas administraciones. Pena es que, por detrás, todas las miserias exploten.

    POR lo pronto, se nos invita a eludir cualquier consideración sobre el entorno de la medida en cuestión. ¿Para qué plantear una discusión seria en lo que se refiere a quién paga impuestos entre nosotros, al fraude fiscal o a la evaporación de recursos en exóticos paraísos? ¿Para qué formular alguna pregunta en lo relativo a cuál es -cuál ha de ser- el destino de los recursos públicos en un lugar que, indeleblemente lastrado por la corrupción y las obras faraónicas, se caracteriza por la ausencia de noticias que den cuenta de la apertura de causas legales contra quienes no han actuado como debían?

    POR detrás lo que más llama la atención es, con todo, el designio de esquivar cualquier juicio relativo a los hechos que han conducido a una situación muy delicada como resulta ser, al cabo, la presente. Pienso al respecto en unas prácticas especulativas que en el mejor de los casos son condenadas retóricamente, en una burbuja inmobiliaria alentada por todos nuestros gobernantes, tirios y troyanos, o, en suma, en la tolerancia sin límites, cuando no el estímulo, con que esos mismos gobernantes han obsequiado el negocio fácil y la inmoralidad de las transacciones.

    NADA de lo anterior tiene, con todo, el mismo relieve que corresponde a un hecho principal: encubierta tras sus ínfulas de saludable austeridad, la reforma constitucional que nos ocupa obedece al cristalino propósito de acometer impresentables recortes en un gasto social ya de por sí claramente por debajo del existente en los miembros de la UE a los que decimos querer homologarnos, y de alentar, al tiempo, nuevas privatizaciones. En su esencia lo que despunta es el designio de garantizar que gozarán de absoluta prioridad, en cuanto al pago, las deudas contraídas por las administraciones públicas con las instituciones financieras, de tal suerte que si ello implica -y lo implica- reducir sensiblemente el gasto en sanidad y en educación habrá que acatar sumisamente esta consecuencia. El escenario es dantesco: luego de haber asistido en los últimos años a formidables operaciones de inyección de recursos públicos en el sistema financiero, los beneficiarios de esas operaciones reciben, además, garantías de que sus intereses seguirán estando en primera línea, y ello sin que conste que hayan abandonado las prácticas a las que nos tienen acostumbrados. Y es que conviene agregar que son esas instituciones financieras las que muy a menudo se ocultan tras esos ignotos mercados que en la propaganda oficial nos estarían haciendo tanto daño.

    EN otras palabras, y para resumir lo que se avecina, quienes nos han emplazado en una crisis delicadísima se aprestan a obtener beneficios adicionales de la mano de la aplicación de las mismas recetas que nos han colocado en ese escenario. Curioso es, por cierto, que quienes tan remisos se han mostrado de siempre a la hora de reformar una Constitución que no tuvieron la oportunidad de refrendar la mayoría de quienes hoy disfrutan del derecho a voto se muestren ahora dispuestos a hacerlo con tanta prisa y sigilo en provecho, por añadidura, de la franca incorporación a la carta magna de una regla de oro que nace de una ideológica percepción de los hechos económicos. De poco consuelo parece al respecto la certificación de que son muchos los ámbitos en los que la Constitución no es objeto de respeto: a buen seguro que no será éste -el de los techos de déficit- uno de ellos.

    CUATRO. No quiero dejar en el olvido una tercera manifestación de las miserias contemporáneas: la que se revela a través de las omnipresentes declaraciones del ministro Blanco. No acierto a entender quiénes han aupado a puestos de relieve a un personaje de semejante condición: cuando lo que se trata es de engañar a la ciudadanía lo suyo es que se pongan en funcionamiento las estrategias más sagaces desplegadas por las personas más inteligentes…

    BLANCO nos cuenta el lunes que mantiene en pie todas las promesas de finalización de las obras de nuevas líneas de alta velocidad ferroviaria. Nuestros gobernantes llevan dos decenios dilapidando recursos faraónicos para pertrechar un sistema de transporte público claramente volcado al servicio de las capas pudientes de la sociedad, y claramente encaminado a reducir las posibilidades de transporte al alcance de todos los demás. Para esto, y al parecer, ha habido y hay recursos, como si las obras correspondientes nada tuviesen que ver con el crecimiento espectacular del déficit de unas y otras administraciones.

    EL martes, en cambio, a Blanco le toca llamar a capítulo para que esas administraciones asuman draconianas estrategias de recorte del gasto que en algo coinciden, eso sí, con el proyecto maestro defendido el primer día de la semana: su traducción inmediata lo es, de nuevo, en provecho de reducciones en lo que se refiere al gasto social, en franco detrimento, una vez más, de las posibilidades al alcance de las clases populares. Si alguien se pregunta qué hay por detrás de la obsesión de nuestros gobernantes por la alta velocidad ferroviaria, responderé rápidamente: el designio de no fallar a un puñado de grandes empresas de la construcción.

    CINCO. Tengo que volver sobre algo de lo que he hablado de manera demasiado rápida. Me refiero a la singularísima y metafísica condición que corresponde a los mercados. Éstos se nos presentan como nebulosas realidades detrás de las cuales no habría personas ni beneficiarios. Se trataría de una suerte de extraterrestres que operarían como virus por completo fuera de control. Nada se podría hacer contra ellos porque no parecen estar en ningún lugar y porque, dada su apersonal condición, en el hipotético caso de que la enfermedad que provocan se tradujese en eventuales delitos ninguna causa legal podría abrirse.

    SALTA a la vista que todo lo anterior es una ficción interesada e inteligentemente construida. Detrás de los mercados hay personas e instituciones de nombre conocido. Obligado parece aportar una explicación, urgente, de por qué conductas impresentables como las asumidas por esas personas e instituciones no han sido objeto de persecución alguna. Nos hallamos al respecto ante una de las secuelas inesperadas de la desregulación que lo ha marcado todo al calor de la globalización capitalista: si desaparecen las normas reguladoras que en el pasado -vamos a suponer que fue así- establecieron límites en la acción de capitales y capitalistas, desaparece el propio fundamento de un imaginable delito. No es, por una vez, que los jueces no estén haciendo su trabajo: es que no hay leyes en las cuales fundamentar el encausamiento legal de quienes moralmente no pueden describirse sino como genuinos delincuentes. Claro que al efecto es inevitable atribuir una responsabilidad central, de nuevo, a nuestros gobernantes, que son los que, al fin y al cabo, han dado alas a la desregulación de la que hablamos.

    LO dejo para el final y le dedico bien poco espacio, pese a que, acaso, es más importante que todo lo anterior. Las discusiones relativas a la trama de la crisis financiera en curso, o a la responsabilidad que al respecto recae sobre nuestros gobernantes, arrastran siempre una inquietante condición de corto plazo. Enfangados como estamos en la miseria del día a día, no acertamos a ver más allá. Y esto nos sucede a menudo también -no lo olvidemos- a quienes queremos contestar radicalmente el orden existente.

    DIGÁMOSLO con rotundidad: cualquier análisis que merezca crédito, y cualquier propuesta alternativa al desorden que padecemos, además de colocar en primer plano, por lógica, el designio general de hacer frente a la explotación y a la alienación, tiene por fuerza que prestar atención a tres dimensiones inexcusables. Hablo de las que hacen referencia a las mujeres y su secular postración, a los derechos de las generaciones venideras -y a los de las otras especies que nos acompañan en el planeta- y a los habitantes de los países del Sur. No vaya a ser que, sin contestar los cimientos de la miseria que rodea al crecimiento, a la competitividad y a la productividad, nos empeñemos en reconstruir nuestros maltrechos estados del bienestar en franco olvido de todo lo demás.

    • Pepe Galindo dijo:

      Carlos Taibo, muy lúcido, viene a decir que hay temas más importantes que tocar, antes que la Constitución, y eso es MUY CIERTO: reducir el fraude fiscal, eliminar los paraísos fiscales, la Tasa Tobin, exigir transparencia en los políticos (penar bien la corrupción), evitar la especulación (con leyes), regular «los mercados» (con leyes)… pero que eso sea MUCHO más importante, no es razón para dejar que los políticos se endeuden lo que les dé la gana, para, por ejemplo, esas «obras faraónicas» que el propio Carlos Taibo critica (el AVE es sólo un ejemplo, al que se suma la interminable construcción de autovías en España…). La Defensora del pueblo ha pedido que el despilfarro público sea delito.

      También critico yo la forma tan poco democrática de modificar la Constitución, pero aunque no nos guste… los del PP-PSOE no han cambiado la constitución porque lo ven adecuado, ya que eso les está atando las manos. La cambian porque se lo mandan los de arriba. Lo que ocurre es que eso es, a priori, bueno para la sostenibilidad global. Los ciudadanos tenemos que vigilar que los recortes vayan al «AVE» y otras sandeces, y no a recortes sociales. Si no lo conseguimos, tampoco nos iba a salvar dejar que los políticos se endeuden más y más. Si no recortan gastos en el AVE en este escenario… tampoco lo iban a hacer en otro escenario menos austero.

      Resalto el párrafo final de Carlos Taibo: Si realmente queremos prestar atención a la pobreza en otros países, creo inexcusable tener que reducir nuestro bienestar… (menos AVE, menos coches… y sobre todo, MENOS DEUDAS). Insisto en que CONTRAER DEUDAS es algo ANTINATURAL, y sólo es admisible como excepción y de pequeñas cantidades (en un escenario en el que la sostenibilidad sea requisito). Si la sostenibilidad no nos importa nada, entonces… ¡vamos a pedir préstamos y disfrutar de la vida, y que nuestros hijos paguen los intereses! ¿Es buena idea?

      Es algo similar a la energía nuclear: VAMOS a disfrutar de esa energía nosotros, y que las siguientes generaciones se encarguen de la basura nuclear y paguen lo que cueste su mantenimiento. Es algo inmoral. Cuando contraemos deudas estamos trayendo al presente, dinero del futuro… pero el futuro no existe y es «siempre imprevisto» (como decía Ortega).

  10. Julian dijo:

    Los políticos son unos ladrones porque ponen en la constitución que no nos vamos a endeudar mucho, pero a la vez ahora, antes de que eso entre en vigor no dejan de pedir dinero a los bancos y no creo que eso le parezca bien al Carlos Taibo. Las Comunidades Autónomas se están endeudando este año más que nunca en su historia. No se salvan ni las del PP, ni las del PSOE, ni la de CiU, ni ninguno. Todos son unos mafiosos caraduras.
    http://www.publico.es/dinero/396797/la-deuda-de-las-ccaa-supone-ya-el-12-4-del-pib-su-nivel-maximo
    http://www.europapress.es/economia/noticia-deuda-ccaa-crece-235-junio-marca-record-20110916102755.html

    Es bueno eso de atarles las manos a los políticos pa que no pidan más pasta para sus despilfarros, pero cuidado porque cuando necesiten más dinero, modificarán otra vez la constitución, y será entonces cuando tendremos que salir a la calle para echar a todos los politicos. Si crees que sobran políticos, vota al partido de Escaños en Blanco.

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