Garoña, punta de lanza de la energía nuclear

Por Daniel Senderos Oraá, @danielsenderos

Todos conocemos de sobra la equivocada política energética del actual gobierno, que apuesta concienzudamente por las energías sucias en detrimento de las energías renovables.

En particular, el gobierno del Partido Popular (con su actual ministro Nadal) está llevando a cabo una apuesta sin precedentes por la energía nuclear totalmente contraria a la de la mayoría de países de la Unión Europea, que se posicionan claramente por una transición energética hacia un modelo más limpio, sostenible y respetuoso con el medio ambiente y los ciudadanos.

Mientras en el resto de Europa, países como Alemania apuestan por el apagón nuclear para el año 2022, o Francia, país nuclear por excelencia, aprueba una Ley de Transición Energética que reduce el peso de la energía nuclear a favor de la energía verde, en España se está usando Garoña como punta de lanza para prolongar la vida útil del parque nuclear estatal de 40 a 60 años (el Plan General de Residuos considera 40 como la edad máxima).

Breve historia de Garoña

La Central Nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) comenzó a construirse en septiembre de 1966 y finalizó en noviembre de 1970, incorporándose al sistema eléctrico nacional el 2 de marzo de 1971. Finalmente, el 16 de diciembre de 2012 se produjo la parada del reactor y el desacoplamiento de la red eléctrica para proceder al vaciado del combustible de la central. Esta decisión se tomó por la dirección de la empresa en base a criterios económicos tras cuarenta y dos años de actividad.

Garoña ha llegado al cumplimiento estipulado de su vida útil. No obstante, los propietarios de la misma han solicitado una prórroga para alargar su vida útil hasta los 60 años, alegando para ello que la motivación de su cierre fue económica y no por cuestiones de seguridad.

La Ley 15/2012 de 27 de diciembre, de medidas fiscales para la sostenibilidad energética supone un aumento de los costes de Garoña en más de un 30%, tanto que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo aprobó la Orden IET/1302/2013 por la que se declaraba el «cese definitivo» de la explotación de la central nuclear de Garoña (BOE 164, de 10 de julio). A través de diversas enmiendas, el Grupo Parlamentario Popular consiguió satisfacer la pretensión de la empresa titular de la central –una vez más, la única a la que se podían aplicar en ese momento las disposiciones transitorias– incluyendo un importante ahorro impositivo que podría hacer rentable su explotación.

Otro nuevo capítulo en este serial fue la aprobación del Real Decreto 102/2014 para la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos, que abría nuevamente la posibilidad de su reapertura. A través de una disposición transitoria a un Reglamento aprobado en 1999, se establecía una distinción entre cierre por circunstancias de seguridad radiológica u otras de naturaleza económica.

Reabrir Garoña permite extender la vida de las demás nucleares

Es de sobra conocido que Garoña ofrece un aporte insignificante al sistema eléctrico español, que no se ha resentido en ningún momento tras el cese de la planta y ha seguido funcionando con total normalidad. No solamente se ha demostrado que Garoña es innecesaria para el sistema eléctrico español sino que, además de ser una central más que amortizada y obsoleta, supone un freno a las renovables y un auténtico riesgo para la ciudadanía y municipios cercanos. No debemos olvidar que Garoña es una central hermana de Fukushima.

El objetivo del gobierno es una apuesta sin precedentes por la energía nuclear, modificando leyes “ad hoc”, eliminando la exigencia de una evaluación de impacto ambiental (que sería exigible si fuera una nueva autorización para la central pero no necesaria para una renovación) y favoreciendo así intereses privados en contra del interés general de los ciudadanos. Del mismo modo, las presiones que han denunciado los técnicos del CSN son ya más que conocidas, y todo para prolongar la vida útil del parque nuclear estatal sin ningún tipo de debate, tanto político como social, en un tema tan sensible como éste. Sabiendo que el informe del Consejo de Seguridad Nacional no es vinculante, la decisión final sobre el futuro de Garoña está supeditada a la decisión política del Partido Popular.

Conclusiones

Como ya se ha dicho, España va contracorriente en materia de energía, pero lo que debemos hacer es cerrar todas las centrales nucleares antes de 2024 (al cumplimiento de su vida útil de 40 años). Debemos comenzar con el desmantelamiento definitivo de Garoña y con un plan de reactivación de la comarca.

Creo que ya va siendo hora de que España se tome en serio la transición energética hacia un modelo más limpio, sostenible y respetuoso con el medio ambiente y los ciudadanos y deje aparcada esa apuesta sin precedentes por la energía nuclear que, sin duda, nos aboca a un futuro inseguro y totalmente descolgado de la política ambiental europea.

Más información:

Esta entrada fue publicada en Energía y Contaminación, Malas noticias, Medio Ambiente, Noticias de España y etiquetada , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.