¿APOCALIPSIS DE LOS HIMENÓPTEROS?

Por Moisés Peregrina (Naturalista).

Desde hace un tiempo atrás, estoy observando cómo me voy encontrando en el suelo abejas muertas o moribundas. En una zona no lejana a la famosa fábrica de cemento de La Araña, pueden verse a las abejas muertas o agonizantes en el suelo, aquí y allá. Y parece ser que nada tiene que ver la época del año en que este hecho sucede. También parece que esta «mortandad» va en aumento, afectando también a otras especies de Himenópteros (familia que agrupa a las abejas, avispas y abejorros).

La Costa del Sol es bien conocida por su maravilloso clima. Esto lo saben muy bien las abejas, pues ese clima propicia muchos tipos de plantas, tanto autóctonas como alóctonas, y eso da lugar a que tengamos siempre flores, bien en nuestros campos, bien en nuestros jardines. El clima invita a ello.  Esto lo saben mejor que nosotros, las abejas. Pero lo que no se sabe muy bien, es la razón por la cual, en este clima pseudoparadisíaco, tengan que venir a morir las abejas masivamente, y sin razón aparente, pues al clima no creo que se deba. Hay también una cosa que sabemos respecto a la Costa del Sol, y es su desenfrenado desarrollo urbanístico y su gran aumento de usuarios de automóviles, así como el aumento, también desenfrenado, de carreteras y autovías. ¿O quién duda ya de la invasión del automóvil en nuestro espacio? La frecuencia de mis observaciones sobre este hecho es tal, que me preocupa. Ya lo dijo Albert Einstein: «Si las abejas desaparecieran, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida.» Parece exagerado este hombre, ¿no?. Pero todo el mundo sabe que Einstein no fué ni el más negativo, ni el más fantasioso, ni el más mentiroso, ni el más vulgar, ni el más sensacionalista, ni el más insensato, ni el más fanático, ni el más tonto de entre los humanos (¿humanos?). Algo hizo pensar a este genio, a este adelantado de entre los adelantados de la humanidad, que algo podría alguna vez pasar con las abejas. ¿O quizá ya pasaba en su época? Interesante de todas formas.

Pero lo más inquietante es que, al parecer, y según desde mi modesta y presuntamente tosca observación, esta «mortandad» no afecta solo a las abejas (Apis mellifera) que es la que nos da la miel, sino también a otra serie de Himenópteros; resulta que en el parque natural Montes de Málaga, pulmón verde (¿hasta cuándo?) de la capital, he llegado a observar ahora, en pleno bullicio primaveral, a ejemplares de avispones (Vespa crabro) muertos en el suelo, aquí y allá, como si por alguna suerte de maldición extraña hubiesen caído todos muertos sin razón aparente. El avispón no es la delicada abeja. El avispón es un robusto, grande, fuerte himenóptero que depreda sobre otros invertebrados, y al parecer, también depreda sobre las abejas. Pero que nadie se alarme: la depredación siempre acontece en la Naturaleza desde mucho antes de aparecer nosotros aquí, así que no cunda el pánico. O bien dicho, podría bien cundir el pánico, no porque el avispón prede sobre las abejas, sino porque ambos, abejas y avispones están muriendo en masa, y de forma silenciosa y misteriosamente. Y me temo que algo debe estar pasando y bien gordo, para que lobos y ovejas caigan muertos de esta forma.

También he llegado a observar a ciertos ejemplares de abejorros (Bombus sp.) en esta misma situación, y mucho me temo que la familiar avispa que nos visita en los veranos también esté invitada a este club de la muerte silenciosa, así como otra serie de abejas silvestres, como las abejas solitarias o las avispas alfareras entre otras muchas. Y la verdad, es que, cuando algo de semejante calado ocurre en la Naturaleza, casi siempre, si no siempre, apunta hacia algún sitio, es indicador de algo, es un bioindicador. Alguna causa debe estar matando a tanta abeja y a tanta avispa. ¿Causas? Parece ser que hay varias, quizá muchas, quizá demasiadas, según se quieran interpretar las cosas.

Pero esto parece no importar a la gente demasiado. Quizá la mortandad de las abejas haya salido al escenario en algún sitio porque cuesten dinero, el dinero de la miel, y el de las cuentas a fin de mes. O quizá también el dinero de la polinización de árboles frutales, que nos dan de comer, o porque resulte en las cuentas del mercado y del negocio. El tema es que casi siempre salen estos temas a la luz y se divulgan en los medios cuando el dinero está detrás. Lo que importa es el dinero. Lo que nos cueste la miel, o las naranjas. Que a la vida silvestre le vaya bien o mal, no importa. Pero lo bueno es que el tema ya ha salido a la luz, y se está divulgando, aunque no mucho todavía… Pero yo estoy con Einstein. Me gusta estar con los más listos, porque siempre se puede aprender. El tema parece estar afectando a todo el planeta, y parece que ya en nuestras tierras malacitanas ya está teniendo lugar la maldición.

Dejo aquí algunos enlaces para todo aquel que se interese sobre el tema:

• http://fanjacc.wordpress.com/2007/04/11/si-la-abeja-desapareciera-del-planeta-al-hombre-solo-le-quedarian-4-anos-de-vida/
• http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=159113
• http://www.20minutos.es/noticia/282211/0/sindrome/jaque/apicultura/
• http://www.otromundoesposible.net/noticias/mortandad-de-abejas-espana-propone-acoger-un-laboratorio-para-su-estudio
• http://www.rapaluruguay.org/agrotoxicos/Uruguay/mortandad_abejas_no_casual.html
• http://www.ikerjimenez.com/noticias/disminuye-poblacion-mundial-abejas/index.html
• http://www.jornada.unam.mx/2007/09/11/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie
• http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/2011-05-08/los-apicultores-quieren-que-la-abeja-sea-patrimonio-de-la-humanidad

No estaría de más que entre todos divulgásemos en lo que nos fuera posible este problema, pues nos afecta a todos…  Las abejas nos indican algo. Quizá sea el comienzo de algún problema aún peor, quizá sea solo la punta del iceberg. A muchos icebergs no se les ve, no se tiene noticia de ellos, a menos que choques contra ellos, y es entonces cuando se convierte en un problema real… ¿Alguien conoce la historia del «Titanic»? Las abejas seguro que no. Pero nosotros sí. Quizá todos, abejas, abejorros, avispas y avispones se hayan puesto de acuerdo para advertirnos que puede ser que sea, que podamos los humanos acabar igual que ellos. ¿Exagerado? Pregúntale a Einstein.