El Museo de Arte Reina Sofía no respeta ni animales ni medio ambiente

Animales objeto: Cotorras encerradas sin ver la luz del sol, por ser simples materiales para hacer «arte».

El titular lo dice todo, pero la historia viene de antiguo: Greenpeace denunció que este museo usó maderas ilegales procedentes de devastar la Amazonia (acción de Greenpeace).

Cuando no se respeta la Naturaleza, se nota en los detalles grandes, y en los pequeños. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía debería prestar atención a los pequeños y a los grandes detalles. Sirva como ejemplo estos tres recientes datos:

1. Exhibieron la obra Tropicalia, del artista Oiticica, en la que se incluyen animales vivos en una obra de arte: Es un ejemplo de tratar los animales como objetos, lo cual es cruel, incluso aunque los animales no pasen hambre ni sed. Unas cotorras kramer están en una jaula, sin ver la luz del sol, durante al menos el tiempo que dure la exposición. Hay muchas formas de hacer arte, y el maltrato no debería ser acogido por un museo como el Reina Sofía.
   

   Cartel de la obra, donde los animales son tratados como materiales para el arte.

2. El aire acondicionado está muy fuerte: Mientras los visitantes pasan frío, los vigilantes van con chaquetones en pleno verano. Esto no sólo supone un gasto energético considerable, sino un riesgo absurdo para la salud. Aunque esto es algo típico del verano de los países ricos (en tiendas, centros comerciales, cines…), deberíamos cuidar, entre todos, no cometer el error de pasar frío en verano. Absurdo.
3. Las cafeterías del Reina Sofía usan vasos y cucharillas desechables (de papel y plástico), y bebidas en lata: El consumo de materiales de un sólo uso cuando hay alternativas mejores no solo debería estar prohibido, sino que supone un despilfarro que atenta más contra las siguientes generaciones que contra los que ahora vivimos por este planeta. Ya hemos hablado también por aquí del despilfarro que supone consumir alimentos en lata.

NOTA: De estos tres conceptos se dejó constancia en el museo en un «Formulario de quejas/sugerencias» el 29 de Junio de 2013. Nos aseguraron que en menos de 20 días recibiríamos respuesta.

Actualización del 13-8-2013, RESPUESTA del MUSEO: El museo aludido responde en resumen lo siguiente de los tres puntos anteriores respectivamente:

1. Afirman que se trata de un ave «dócil y resistente», y que están bien cuidadas por técnicos especializados y veterinarios, y que cuentan con el permiso de la «Dirección General del Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, que ha tenido en cuenta la cualidad de ave potencialmente invasora» que tiene esa especie, y que para el museo es importante la obra por razones «narrativas, históricas y artísticas».
   • Nuestra respuesta: Ignoramos si esas razones son tan importantes para ellos, pero parece que no han entendido nuestra crítica, que no iba dirigida principalmente a que estuvieran mal cuidadas veterinaria o técnicamente, sino a que los animales NO son objetos (ni para hacer arte). Y aunque técnicamente estén bien cuidados consideramos que un animal de esas características debe estar en un lugar exterior. Por otra parte su potencial invasor es también preocupante, aunque cuente con el permiso pertinente.
2. Informan que las obras de arte deben conservarse entre los 19 y los 22º, lo cual provoca quejas también del personal de sala. Y sugieren en su web que los visitantes lleven prendas de abrigo.
   • Nuestra respuesta: Nos parece excesivamente contaminante e insostenible a largo plazo, pero si realmente es así, la pregunta es doble: ¿Merece la pena conservar tantas obras a tan alto precio en tantas salas? ¿Hasta cuándo?
3. Las cafeterías del museo son de contrato externo y tienen una cláusula que obliga «a colaborar en la sostenibilidad medioambiental y reciclar los residuos que se generen». Además, se excusan diciendo que en la cafetería de la terraza no tienen medios para dejar de usar materiales de un sólo uso.
   • Nuestra respuesta: Resulta obvio que la empresa no cumple esa cláusula, a pesar de lo ambigua de su redacción. La excusa de la terraza es tan válida como decir que es más cómodo y barato, aunque sea insostenible.