El consejo de un padre que cambió una vida (relato breve)

Hijo, aún eres joven, pero hay algo que debes saber.
Papá… ¿No me irás a sermonear ahora?
—¿Sermonear? No, no, noooo… Bueno…, puede que sí. Pero es algo importante. Verás…
—¡Oh, no! —exclamó el hijo llevándose las manos a la cabeza.

El padre sonrió, puso la mano sobre el hombro del muchacho y con tono calmado dijo:

—En la vida tendrás frustraciones, desencantos, contratiempos, fracasos… Todo el mundo sufre decepciones. Es inevitable. Seguro que ya sabes a qué me refiero. Eres joven y posiblemente algunos malos ratos que te esperan serán peores que los que ya hayas vivido.
—¿No me digas? ¡Qué ilusión! —exclamó el muchacho con evidente tono sarcástico.
—Bueno, tal vez ya lo sabías, pero quería decirte algo más. Los malos ratos son inevitables pues, hasta cierto punto, dependen de la suerte o de las decisiones de otros. Sin embargo, mucha gente no sabe (o actúan como si no supieran) que nuestro futuro depende de las decisiones personales que tomamos ahora. Todos los días tomamos decisiones (pequeñas o no) que marcan nuestro camino, y nos llevan a nuestro destino. Por ejemplo, si hoy no estudias, no pasa nada, pero…
—Te he dicho que ya he estudiado un rato —refunfuñó el hijo interrumpiéndole.
—Decía que…  —continuó hablando el padre con tono de resignación—, si hoy decidieras no estudiar, no pasaría nada, pero si esa decisión la tomas muchos días, al final, tu camino en la vida será muy diferente. Otro ejemplo, una mala dieta te puede enfermar tras años de pequeñas y continuas malas decisiones. Las pequeñas decisiones del día a día abonan el terreno para una vida feliz o desdichada.

El silencio disfrutó de la estancia unos segundos. El hijo resopló y el padre prosiguió:

—En muchos momentos de tu vida podrás decidir si estudias o no, si fumas o no, si quieres aprender idiomas, si quieres leer un libro o jugar a un videojuego, si quieres ver una película en inglés o en español, si comer fruta o algo dulce, etc. Millones de decisiones que aisladamente son insignificantes, pero que en conjunto, forman toda una vida.
—Hoy ya estoy cansado de estudiar… —dijo el niño, en su defensa.
—No me refiero a hoy sino a siempre —siguió explicándose el padre—. Los hábitos no se hacen en dos días, pero son los que deciden tu vida. No se trata de vivir en el futuro, sino de saber que lo que haces en el presente condiciona todo. Si quieres un futuro bueno, tendrás que tomar buenas decisiones ahora. Las decisiones relevantes son las de ahora. Las decisiones del pasado y las del futuro no están bajo tu control.

El hijo suspiró con fuerza. Parecía que iba a decir algo, pero no dijo nada. Entonces, el padre continuó:

—Por supuesto, no quiero que vivas amargado. Te digo esto para que sepas, un poco mejor, cómo funciona el mundo. Quiero que seas feliz, y yo sé que tu felicidad depende de tus actos, de tus sentimientos y de tus pensamientos.
—Pero los sentimientos y los pensamientos son incontrolables —afirmó el chaval con decisión.
—No del todo. A veces, para controlarlos se requiere mucha fuerza, pero la felicidad no radica en esa fuerza de autocontrol sino en la coherencia entre lo que sientes, piensas y haces. Si piensas que debes hacer algo, pero no lo haces, estás poniendo trabas a tu propia felicidad.
—Nadie me va a garantizar ser feliz, haga lo que haga ahora.

El padre lo miró sorprendido por la respuesta. Parecía no saber bien qué decir y optó por admitirlo:

—Es verdad. Tienes razón. La felicidad solo depende de ti, por lo que nadie puede garantizarte nada sobre eso, hagas lo que hagas. Y te diré algo más: si actúas solo esperando una recompensa en el futuro, tal vez serás feliz si, por fortuna, consigues esa recompensa, pero te estás perdiendo la felicidad del presente.
—Entonces, papá…, ¿tengo que actuar pensando en mi futuro o no?
—Tienes que actuar sabiendo que lo que hagas ahora tendrá sus consecuencias. Pero esas consecuencias puede que no sean las que tú esperas. Además, si actúas buscando solo una recompensa, no serás feliz hasta que no la consigas. De hecho, puede que esa felicidad no dure mucho. Suele ocurrir que cuando se consigue algo muy deseado, la alegría se va rápido porque se empieza a desear otra cosa. Es un error poner la felicidad en los objetivos. La felicidad no puede ni estar en un objetivo ni ser un objetivo. La felicidad no es una meta, sino que está en el camino. Por eso, lo importante es el camino y el camino se hace con las decisiones de cada día.
—A veces es mejor no decidir nada…
—Piensa que cuando crees que no decides, estás decidiendo no decidir. Bien sé que la vida nos plantea decisiones complicadas. Si haces lo que crees que debes hacer, sin dejarte llevar por tus intereses personales, entonces la vida es más fácil y, además, si te equivocas, siempre podrás estar satisfecho contigo. Los que actúan egoístamente, tienen una vida complicada, retorcida y no paran de inventarse excusas para sí mismos y para los demás.
—O sea, que yo debo estudiar sin esperar una buena nota a cambio.
—Exacto. Tú estudiarás si crees que es tu deber para conseguir mayor armonía en tu vida. Si sacas una buena nota, estupendo, y si no la sacas, también estará bien, pues has hecho lo que tú sentías, en conciencia, que debías hacer.
—Pero, ¿qué hago si estudiar me aburre o si el deporte me cansa?
—Buena pregunta. Algunos dicen que hay que actuar sin esfuerzo, en el sentido de actuar en armonía y sin estrés. Si estudiar algo te aburre, piensa en lo que puede pasar si decides no estudiar. También puedes empezar estudiando lo que más te guste; puedes sentir la inmensa suerte que tienes al poder estudiar; y también puedes, sin duda, intentar buscar la belleza que hay en todo eso que tienes que estudiar. La hay, aunque a veces no la veamos. Tú decides.

El padre hizo una pausa y tras unos segundos, pasó a responder la segunda parte de la pregunta:

—Asimismo, si el deporte te cansa, puedes empezar con algo sencillo, que suponga un reto sin ser excesivo. También, como antes, reflexiona en lo que pasará si no haces deporte o en lo bonito del deporte en general. Busca algo que te guste. El deporte tiene muchos beneficios físicos y psíquicos. Descubrirlos puede ser un primer reto. Tú decides.
—Papá, eso es mucha teoría y no es práctico.
—No es práctico mientras tú lo veas como solo una teoría. Cuando lo pongas en práctica, verás si funciona. Depende de ti. Tú decides.

—–  FIN  —–

Dedicado a mis tres grandes maestros diptongos: Dani, Miri y Patri.


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Acerca de Pepe Galindo

Estamos en el mundo para aprender y ayudar y, si es posible, disfrutar. Es autor de libros como "Salvemos Nuestro Planeta", "El buscador de lo inefable" y "Relatos Ecoanimalistas"; ademas de publicar regularmente en dos blogs: 1) blogsostenible.wordpress.com y 2) historiasincontables.wordpress.com
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