Sobre la conservación de la biodiversidad

El concepto de “biodiversidad” es utilizado muchas veces de forma muy confusa con sentidos muy distintos por lo que se hace necesario explicar a lo que se está refiriendo cada vez que es utilizado. El asunto cobra especial relevancia cuando se trata de la conservación de la biodiversidad, puesto que no podemos conservar algo utilizando términos confusos o ambiguos, ya que de ello depende su supervivencia.

Es por ello que en este artículo me voy a centrar en el sentido más ecológico del término y que se refiere en cierto modo y sin ser demasiado riguroso a “la densidad de especies en los ecosistemas”. Pero no sólo es densidad de especies sino también cómo se reparten el espacio, de modo que no es más diverso un espacio que cuenta con gran cantidad de especies pero dominados por una sola, sino aquél que cuenta con gran cantidad de especies y en el que una gran parte de las especies aparecen representadas de forma abundante. Este concepto de biodiversidad nos aporta información acerca de la energía que llega a los ecosistemas y cómo se reparte. Para medir la biodiversidad se utilizan distintos índices siendo los más utilizados los de Shannon, Simpson, Margalef… Pero hay que advertir que éstos y otros tantos índices más son tan sólo una herramienta para medir la biodiversidad, que nos aportan información de la Naturaleza y que reflejan la realidad natural tanto más cuanto más se ajuste nuestro objetivo de estudio a la fórmula desarrollada pero en ningún caso representan una realidad natural.

Ahora bien, hecha esta introducción cabe resaltar que muchas veces se utiliza el término “biodiversidad”, en su sentido más ecológico, sin atender a su significado y a sus consecuencias.

¿Cuanta más biodiversidad mejor?

La teoría ecológica nos enseña que cuanto más desarrollado o maduro se encuentre un ecosistema la biodiversidad será mayor. Esta afirmación en la práctica, al menos en el ámbito mediterráneo, muchas veces no se cumple. Así, en un pastizal aparece mayor diversidad de plantas y de invertebrados y, en ocasiones, también de vertebrados que en un bosque maduro.

Muchas veces se justifica cualquier medida de protección de los bosques contra los incendios con el pretexto de la defensa de la biodiversidad. ¿Es que acaso un incendio no va a favorecer al pastizal y, por ende, no va a aumentar la biodiversidad? Evidentemente hay que proteger los bosques pero no utilizando este argumento que resulta del todo inapropiado porque los bosques muchas veces no son el espacio de mayor biodiversidad. Cualquier actuación no debe ser justificación para la protección de los bosques, como sería el caso de las limpias abusivas que eliminan totalmente el estrato arbustivo de los bosques, dejando únicamente el estrato arbóreo y favoreciendo el pastizal. Evidentemente este adehesamiento de los bosques va a aumentar la biodiversidad pero, ¿es esto conservar Naturaleza? ¿Son estos los bosques que queremos, ecosistemas seminaturales, o semiartificales, con escasa o nula capacidad de regeneración?

En 2007 se abrió una faja cortafuegos de 50 m de ancho atravesando el madroñal de Linares en pleno Parque Natural Montes de Málaga

El madroñal de Linares es uno de los mejores madroñales de la provincia de Málaga y una de las (pocas) zonas más naturales del Parque Natural

 

 

 

 

 

 

 

La eliminación del matorral en los espacios forestales no es la única alteración del hábitat natural que se justifica ya que, bajo el pretexto de la biodiversidad, también se justifican otras tantas intervenciones que alteran o destruyen un hábitat natural. Los desiertos son espacios donde la escasez del recurso agua condiciona la vida, una vida perfectamente adaptada a esas condiciones. Cualquier actuación humana que aporte agua al medio, como pueda ser la agricultura, campos de golf, o cualquier otra, va a suponer que el recurso agua deje de ser un bien escaso y, qué duda cabe, va a aumentar la biodiversidad del conjunto. ¿Se puede calificar de positivo este aumento de la biodiversidad? O dicho de otra forma ¿es esto conservar Naturaleza? A los desiertos les corresponde cierta cantidad de biodiversidad, por lo que aumentarla de forma artificial supone ir contra lo natural. Y especialmente preocupante resulta cuando este aumento de biodiversidad conlleva una pérdida de Biodiversidad. Hay especies desertícolas cuya supervivencia puede verse gravemente amenazada o, incluso, llegar a la extinción por este tipo de actuaciones, ya sea porque se alteran las condiciones del hábitat en el que se encuentran, o bien porque supone la entrada de otras especies con las cuales no pueden competir o que las van a depredar.

Esta consecuencia del aumento de la biodiversidad por encima de lo natural mediante la alteración o destrucción de un hábitat es un argumento utilizado en casos como el del cangrejo rojo (Procambarus clarkii), las presas, la creación de charcas para anfibios, etc. La alteración o destrucción de un hábitat natural siempre va aparejada a la pérdida de Biodiversidad, tanto de la que conocemos como de la que no conocemos, y es tanto más importante cuanto más vulnerable sea el hábitat afectado. Pero, ¿es esto conservar Naturaleza?

Acerca de Andarríos

mendigo, pedigüeño, vagabundo, pordiosero...
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13 respuestas a Sobre la conservación de la biodiversidad

  1. Pepe Galindo dijo:

    Muchas veces se «limpian» los bosques, como si los bosques necesitaran ser limpiados de hojarasca… (lo triste es que necesiten ser limpiados de bolsas, latas… pero ese es otro tema). Lo que pasa es que «dicen» que si no se limpian el riesgo de incendio es demasiado alto: ¿Hasta qué punto es bueno reducir el riesgo de incendio a costa de multitud de insectos y plantas que hacen su importante papel en el ecosistema?

    Ejemplo: Hace un año, más o menos, el plan E para generar empleo invirtió 1 millón de euros (eso ponía en el cartel, en serio), en restaurar el Monte Victoria, el Monte San Antón y creo que alguno más. Se cortaron algunos árboles y arbustos y se trituraron, se limpió de hojarasca, y no sé si se hizo algo más. ¿Se hizo bien esa actuación millonaria?

    Por cierto, que el Monte Victoria ha sido muy bien estudiado por SEO, con un buen mapa de ecosistemas, y más datos interesantes…

  2. Andarríos dijo:

    Desde luego que yo no voy a decir cómo se debe gestionar el monte para evitar los incendios forestales porque no soy el más indicado. Pero no creo que suponga un gran peligro dejar parte del matorral, y puede significar un gran beneficio para los ecosistemas. Y esto es lo que se recoge en el libro Ecología del Bosque mediterráneo en un mundo cambiante, en el que se recomienda dejar parte del matorral porque favorece la regeneración natural del bosque.

  3. Train dijo:

    Muy interesante, nada que ver con lo que me explica un compañero “de montes”…pero me surgen algunas cuestiones como: está bien dejar una parte (ni tanto ni tan poco) ¿pero es que se tiene en cuenta ese factor llamado humano? La inmensa mayoría de los incendios son provocados y si tienen yesca…
    Respecto a nuestra intervención, una locura, tienes mucha razón y llevo dándole vueltas un buen tiempo
    Estuve en ponencias en la que hablaron de temas tratados aquí con anterioridad: La democracia participativa, pero al servicio de la democracia autoritaria y ambas frente a la radical. ¡No me gustó un pelo!
    Y en otras dos bastante “estimulantes” (de las versiones contrarias es de donde más aprendo por contraste). Respectivamente contaban maravillas de la FNCA y contradicciones; en este caso, un profesor por el que siento gran admiración. Me da pena no tenerlas grabadas, dejarían el cerebro hiperactivo a cualquiera

  4. Andarríos dijo:

    La opinión generalizada es que el matorral impide el crecimiento de los árboles. Sin embargo, se ha puesto de manifiesto por los estudios realizados y publicados en el libro ya mencionado que la interacción entre el matorral y el joven árbol, que entra dentro de los procesos que se conocen como facilitación, produce un beneficio sobre este último. Mi observación personal, además, es que en las zonas adehesadas la regeneración del bosque es escasa o nula.

    Yo no soy ningún experto en temas de incendios, con lo cual mis comentarios no pasan de ser una simple opinión. Y mi opinión es que si alguien quiere meterle fuego al monte da igual cómo se encuentre el monte que el incendio se producirá. Acerca de la efectividad de los tratamientos selvícolas quienes se ocupen de este trabajo son quienes deben opinar al respecto. Pero según tengo entendido los incendios se pueden clasificar en dos tipos: los de copa y los de sotobosque o superficie. Si el matorral no es continuo puede suponer un freno al avance del incendio de sotobosque. Mi opinión sobre el desbroce es, si se tiene que realizar, que se respeten los claros del bosque lo cual puede favorecer la regeneración del mismo, dejando las zonas bajo las copas de los árboles despejadas que, en el caso de un monte con aprovechamiento, puede facilitar su utilización: corcho, bellota, setas, etc.

    En el caso concreto del madroñal de Linares en los Montes de Málaga entiéndase no como un matorral sino como un bosque, y que la mejor opción hubiera sido una faja perimetral antes que ese tipo de actuación, por la poca extensión que representa, teniendo en cuenta además de ser una formación siempreverde y húmeda con poco carácter igniscible.

    Con respecto a las contradicciones de la FNCA me gustaría conocerlas puesto que yo soy miembro de la misma y, sobre todo, quién las dice, porque mucho mal ha causado cierto colectivo, supuestamente «amigo», que tiene muy poco de lo que presumir.

  5. Trotalomas dijo:

    Pregunto. ¿El problema de los incendios es el matorral que permite que el fuego se propague por todo el sotobosque, o que las reforestaciones se hacen con pinos y que el eucalipto, entre otras especies tan sensibles al fuego sean tan generosamente repartidas por nuestros campos? Ains, esas políticas «ambientales»…

    Me parece muy interesante lo que apuntas sobre la biodiversidad, máxime cuando tanto bombo se le ha dado y viene dando. La biodiversidad, a mi parecer, es una excelente herramienta de medida a nivel global: la pérdida de biodiversidad al ritmo en que la perdemos es preocupante. Pero no puede salir de ahí: no debe ser la meta a pequeña escala, donde el equilibrio de los ecosistemas se constituye en un elemento mucho más importante a respetar, tal y como ejemplificas a la perfección hablando del desierto.

    Muy interesante reflexión.

    Saludos.

  6. Trucha dijo:

    Según afirma la CMA (Junta de Andalucía): «El matorral es un elemento indisociable del monte mediterráneo. Dentro de éste puede desempeñar los papeles más variados: como acompañante en el sotobosque o como formación específica y dinámica hasta representar uno de los últimos niveles de regresión ecológica. Una diversidad de situaciones y de especies características que ha sido ampliamente utilizada por el hombre. Los matorrales cumplen, además, funciones ambientales muy similares a las del bosque. (…)Y, sin embargo, nada más diverso y rico que las agrupaciones de vegetales leñosos de porte inferior al arbóreo que se engloban en el genérico término de matorral. (…) En determinadas condiciones su papel ecológico como protección del suelo, regulación hídrica y hábitat de comunidades faunísticas, no es muy diferente del bosque denso. (…) Además de ser un recurso alimenticio para el ganado, los matorrales proporcionan plantas aromáticas, como el romero, la lavanda, los tomillos y también plantas comestibles y medicinales, como el orégano, el poleo, la manzanilla, el mirto, etc. Los matorrales son también lugares idóneos para el desarrollo de la apicultura, favorecida por la floración escalonada en el tiempo de los diferentes arbustos.»

    Dejando a un lado la perspectiva de la naturaleza como generadora de bienes para el hombre, está bien claro que el matorral o los pastizales (así como otros hábitats), son una fuente de biodiversidad, además de cumplir unas funciones ecológicas muy importantes para el mantenimiento de un ecosistema natural como es el monte mediterráneo (protección del suelo, regulación del ciclo hidrológico, hábitat para numerosos seres vivos,…).

    Ya desde el franquismo se emplearon unas políticas de reforestación mediante especies de crecimiento rápido (pino y eucalipto principalmente) con el objeto de verlo todo verde plagado de árboles. Árboles que homogeneizaron el paisaje y que hoy día estamos saturados de ver. Política «verde» que en vez de beneficiar a la naturaleza, la perjudicó. Perjudicó seriamente a la biodiversidad. El matorral fue sustituido antrópicamente por bosques. ¡Y que bosques! Bien conocemos lo «maravillosos» que son los eucaliptos con sus efectos alelopáticos y con su «austero» consumo de agua.

    Cuando se habla de conservar la biodiversidad haciendo un «saneamiento» de los bosques, nos estamos engañando. Toda plantita y todo bichito, en su lugar de residencia, cumple una función ecológica dentro de la compleja red de la naturaleza. Si intervenimos, ya estamos desajustando esa compleja red que ni nosotros hemos llegado a entender aún. Si no conocemos toda la biodiversidad que hay mismamente en nuestra provincia, ¿cómo nos disponemos a intervenir para conservarla? Si no conocemos las relaciones (buenas y malas) que se dan entre todos los actores de este escenario, ¿cómo nos disponemos a quitar la cubierta vegetal para proteger a los bosques? ¿Es que los bosques no se benefician del matorral? ¿Es que acaso en la naturaleza sólo se dan fenómenos de competencia? Numerosos son los ejemplos que muestran la cooperación que se da entre muchos seres vivos, por lo que deberíamos empezar a ver que una especie no está compitiendo estrictamente contra otra. Son muchísimos más factores y actores los que median en esa relación de competición/cooperación. Pero la naturaleza es muy sabia y sabe poner a cada actor en su sitio. Ella sola sabe autorregularse y alcanzar el «equilibrio» dinámico (que no clímax). El problema está cuando nosotros queremos que la naturaleza alcance el clímax. El problema está cuando nos empeñamos en que se quede estática. En que se conserven sólo los árboles por encima de todo (por considerarse la etapa climácica, la más madura).

    Y en referencia a evitar aquellas presiones naturales que damos por supuesto que son dañinas, como es el caso del fuego, la «competencia» entre especies por el espacio, nutrientes, agua… decir, que gracias a que se dan de forma natural determinadas condiciones o presiones, las especies evolucionan. Así el fuego, un agente familiar en las regiones mediterráneas, ha jugado un papel muy importante en la dinámica de nuestro monte, ya que hay especies que han desarrollado numerosos mecanismos para adaptarse a los incendios, como es el engrosamiento y aislamiento de cortezas, el aumento de rebrotes y germinación tras el sometimiento a altas temperaturas, etc.
    El problema surge cuando es el hombre el que introduce muchos más nuevos agentes y la naturaleza no consigue dar abastos con ellos…

    Así que, desde mi humilde visión del mundo, pienso que si queremos conservar, lo mejor es no intervenir, pues la naturaleza nos lleva millones de años de ventaja en esto y ella sabe ya cómo autoregularse sin tener que calcular el índice de Shannon, Simpson…

    Saludos.

  7. Andarríos dijo:

    ¡Uf! Qué decir, tan sólo que has adelantado algunos argumentos que quiero plasmar en una futura entrada sobre la conservación de los procesos naturales. Ya aquí he hecho un avance, y parece que ha sido de interés, y el asunto merece atención y debate porque mientras unos discutimos otros actúan, y como es bien sabido muchas personas desde administración a colectivos y personas individuales no les es grato eso de no intervenir, lo que ya supone una intervención importante, quizá porque «los árboles no nos dejan ver el bosque».

  8. Trucha dijo:

    Tristemente, ciertas intervenciones «conservacionistas» son para justificar que se está protegiendo activamente algo. Si no se hace nada, no se tiene control sobre ello y entra en juego la incertidumbre humana. El descontrol. Si no controlamos algo, parece que dejamos de dominarlo y parece que lo perdemos. Si no lo controlamos, parece que va a dejar de existir sin nuestra intervención. En muchas ocasiones, las intervenciones son para dejar constancia de que estamos controlando y dominando el territorio sin realmente conocer si esas intervenciones van a suponer un beneficio neto para dicho territorio (o especies).

    Lo que está pasando y se me ponen los vellos de punta de verlo, es que ciertas entidades tengan que intervenir agresivamente para demostrar que se está conservando algo, para justificar ciertos trabajos y dineros invertidos aunque esas intervenciones estén perjudicando seriamente su conservación.
    No es lógico que una entidad que está promoviendo la conservación de la naturaleza se rija por cuanto más intervención más conservación (sin ni tan siquiera analizar bien qué puede suponer esa intervención).

    Como ejemplo cercano, en Andalucía (excepto en Málaga) se están enrejando cuevas perdidas donde rara vez ha entrado el hombre, cuyo fin «conservacionista» es proteger a la fauna invertebrada… y si se enrejan estas cuevas, habrá ciertos animalillos del campo que ya no puedan refugiarse en ellas y su guano ya no podrá aportar un importante flujo de materia orgánica que alimentantaba a la fauna invertebrada… entonces, ¿estamos cumpliendo nuestro fin conservacionista?

  9. Pepe Galindo dijo:

    Inquietante artículo sobre la pérdida de biodiversidad general y la extensión de los venenos químicos: La biodiversidad en el olvido, de Yves Dachy.
    http://www.vientosur.info/spip/spip.php?article7279

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