Talan un bosque de ribera para crear charcas para anfibios

Los problemas medioambientales son de sobra conocidos desde hace mucho tiempo, pero la forma general de abordarlos suele enfocarse en mitigar los efectos más graves, sin combatir las causas que lo generan. Como dijo Jorge Riechmann en su Poética de la mosca cojonera: “No tenemos afán para ir a las raíces de nada, pero nos sobra para decorar las consecuencias”. En casos extremos, las soluciones medioambientales que se aplican se demuestran como completamente inútiles, puesto que no sólo no arreglan el problema, sino que lo empeoran.

Y parece que ahora que se ha puesto de moda “ayudar” a los anfibios, se están acometiendo toda una serie de actuaciones fuera de toda lógica que, lejos de ayudar, más bien parecen que tratan de justificarse. Que los anfibios están en declive ya lo sabíamos desde hace tiempo, mucho antes de que algunos pegaran el grito en el cielo. El problema es que quienes tienen competencias en medio ambiente, esto en Andalucía es la Junta de Andalucía, ahora se han autoproclamado los salvadores de los anfibios, y en lugar de conservar, restaurar o recuperar aquellos hábitats de los que tanto dependen, que sería lo lógico y deseable, les ha dado por “mejorar” algunos ecosistemas acuáticos naturales, pero según sus propios criterios, que es todo un eufemismo a lo que se entiende como una alteración de los hábitats o, dicho más claramente, una destrucción de los mismos.

No hay más que ver lo último acontecido en Villanueva del Trabuco (Málaga), en el conocido paraje de la Fuente de los Cien Caños, donde la tradición pone el nacimiento del Guadalhorce, y que fue declarado como Monumento Natural en 2012. De aquí surge un arroyo, el Arroyo del Higueral, que atravesaba nada más nacer un denso y maduro bosque de ribera constituido por olmos, fresnos e higueras.

Zona salvada del Arroyo del Higueral (Villanueva del Trabuco, Málaga).

En este preciso y precioso lugar, la Junta de Andalucía ha arrasado literalmente parte de este arroyo (entre marzo y abril), para crear charcas artificiales para anfibios. Únicamente han dejado algunos pies de fresno pero han talado todo lo demás, incluidos árboles centenarios, introduciendo maquinaria pesada en el cauce y colocando escolleras transversales para retener el agua. La excusa que han aportado es que había higueras bravías y olmos muertos, y que no son especies protegidas. Sin embargo, estas excusas no son aceptables puesto que muchas especies incluidas en los libros rojos pueden estar En Peligro Crítico de Extinción pero no tener protección legal. Incluso puede haber especies no evaluadas y no estar incluidas en libros ni listas rojas, pero tener una situación bastante crítica. Es un deber moral de la administración velar por la conservación de la Naturaleza. Alegar que una especie no tiene protección legal es toda una declaración de mediocridad por parte de quienes tienen encomendada la conservación medioambiental.

Tala de árboles en el Arroyo del Higueral para la creación de charcas para anfibios (Villanueva del Trabuco, Málaga).

Además, este bosque de ribera es un hábitat incluido en el anexo I de la Directiva de Hábitats 92/43/CEE bajo la tipología 92A0 Bosques galería de Salix alba y Populus alba. Y es que el hecho de que una especie no esté protegida o amenazada no significa que el hábitat no lo esté, como sucede exactamente con encinares, alcornocales y otras formaciones forestales.

El Higueral ha sido cartografiado como hábitat de la Directiva de Hábitats 92/43/CEE. Fuente: Rediam.

Lo más sorprendente es que se atreven a asegurar que en plena época de nidificación, allí no había aves nidificando. En un auténtico bosque-isla que es un oasis de biodiversidad no había aves nidificando, según los técnicos de la Junta. Además de que, por el mero hecho de estar contiguo a un Monumento Natural, esta actuación ha afectado a su zona de protección, lo cual requiere de autorización.

Y es que semejante atrocidad requiere de muchos permisos y autorizaciones incluso para la misma Junta de Andalucía, y los responsables de las obras deberían demostrar que tienen dichas autorizaciones puesto que, en caso contrario, habrían incurrido en una ilegalidad.

Lamentablemente, los hechos hablan por sí solos. No sólo la tala de un bosque es una barbaridad, sino que los responsables demuestran una absoluta ignorancia sobre los ecosistemas fluviales, puesto que las charcas para anfibios construidas en arroyos terminarán colmatadas de sedimentos con la primera lluvia fuerte, además de que van a provocar la proliferación de mosquitos y enfermedades.

Afortunadamente para este paraje, las obras se detuvieron por las protestas de algunos vecinos. La intención por parte de la administración era eliminar aún más superficie del bosque de ribera del Arroyo del Higueral.

Charcas para anfibios en arroyos del Genal

Lo ocurrido en Villanueva del Trabuco es un caso extremo de lo iniciado en el Valle del Genal (Málaga), en el Monte Jardón, el pasado año 2023. El Monte Jardón es el monte silíceo (gnéises) más importante del Valle del Genal y del entorno de Sierra de las Nieves. Es refugio de una flora muy singular, como el roble melojo (Quercus pyrenaica) o la atrapamoscas (Drosophyllum lusitanicum). Sus arroyos mantienen agua a cotas bastante elevadas (a más de 1000 m de altitud), cobijando a especies raras, amenazadas y protegidas.

Construcción de una charca artificial para anfibios en el un arroyo del Monte Jardón (Valle del Genal, Málaga).

Y justamente en estos arroyos que ya son refugio para los anfibios, la Junta de Andalucía ha decidido realizar charcas artificiales para anfibios construyendo igualmente diques transversales, y empleando también maquinaria pesada. Por supuesto, estas obras se realizaron sin ningún tipo de estudio ni vigilancia medioambiental como demuestra la grave afectación que han tenido algunas especies vegetales, con eliminación y mortandad de individuos, incluyendo especies protegidas (Asplenium billotii) y otras raras o amenazadas (Dryopteris affinis, Lamium flexuosum, Cystopteris diaphana, Sibthorpia euorpaea, Myosotis welwitschii, etc.).

Ejemplar de Dryopteris affinis rebrotando tras la agresión ocasionada por las obras de la charca para anfibios. D. affinis está catalogado como especie Vulnerable por la Lista roja de la flora vascular de Andalucía.

El caso más significativo es el del helecho Dryopteris affinis, especie Vulnerable según la Lista roja de la flora vascular de Andalucía. En Andalucía está localizado en las provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz y Málaga, con pocos individuos y pocas poblaciones, y en Granada su presencia necesita confirmación. En el Valle del Genal se tenía constancia de su presencia desde 1988 por una localidad que ya ha desaparecido. Desaparecida esta primera localidad, sólo se conocían en todo el Valle del Genal tan solo tres individuos adultos, y una de estas charcas artificiales se realizó justamente donde se ubicaba uno de estos tres individuos adultos, que se vio afectado por las obras. Esto se comunicó a la Junta de Andalucía para que detuvieran estas construcciones. ¿Se detuvieron por ello? En absoluto. Al contrario, prosiguieron con las mismas obras justificando su necesidad.

Para demostrar que estas obras han provocado daños medioambientales, se realizó un estudio científico centrado en este helecho en el Valle del Genal, que se publicó en la revista científica Acta Botanica Malacitana: Evaluación del estado de conservación de Dryopteris affinis (Lowe) Fraser-Jenk. (Dryopteridaceae) en el Valle del Genal (Málaga). En el transcurso de este estudio se encontraron, por suerte, nuevas localidades, contabilizando un total de 139 individuos de los que tan sólo 29 son adultos. Aunque puedan parecer más de cien individuos un número elevado, la atención hay que ponerla en los ejemplares adultos porque esta especie tiene una tasa de reclutamiento muy baja, y muy pocos individuos juveniles llegan a la madurez. Sirva un dato como ejemplo, allí donde hace casi 20 años se conocía un solo individuo adulto, actualmente sigue habiendo un solo individuo adulto. La especie sobrevive porque los ejemplares adultos son muy longevos y cuando un individuo alcanza la madurez puede persistir mucho tiempo, incluso más de cien años. Es difícil cuantificar la edad de estas plantas porque no tienen un tronco en el que puedan contarse los anillos de crecimiento, pero deberían tratarse como si fueran árboles, y que haya tan sólo 29 individuos adultos en una zona tan extensa como el Valle del Genal es una cifra muy pequeña. Y que una de las pocas localidades que se ha demostrado como adecuada para albergar a esta especie haya sido destruida para construir una charca para anfibios, es un auténtico crimen.

Lamentablemente, estas obras han contado con el apoyo expreso de los técnicos de la Junta de Andalucía, como el ingeniero de montes acabado
en emergencias Fernando Rodríguez Ruiz, que respondió con la manida y del todo gratuita afirmación de que “ya se recuperará” (ya se sabe: algunos ingenieros de montes no entienden la naturaleza). Pero el estudio publicado demuestra lo contrario, de los tres ejemplares que sobrevivieron tras las obras, los dos juveniles murieron y el ejemplar adulto resultó dañado y no esporuló, perdiendo un año de producción de esporas. A efectos legales, también murieron ejemplares de otra especie protegida: Asplenium billotii.

Mientras tanto, el polémico ingeniero de montes de la Junta de Andalucía Antonio Pulido alardea en redes sociales de un éxito conseguido por la reproducción de anfibios en las charcas artificiales, no percatándose de que, si ha habido una rápida utilización de esas charcas es debido a que esos anfibios ya estaban allí en gran cantidad, porque ya usan esos arroyos que son los verdaderos refugios para los anfibios. En caso contrario no habría una utilización tan rápida ni numerosa, porque aquí no ha habido ningún tipo de generación espontánea. Esto es lo que pasa cuando no se contrastan las cosas y cuando no hay voluntad ni capacidad para conservar los hábitats, que es la función que se les ha encomendado.

El técnico de la Junta de Andalucía, Antonio Pulido, delatando a algunos responsables de la construcción de las charcas para anfibios en Júzcar (Valle del Genal, Málaga).

♦ Sobre la amenaza de especies y ecosistemas:

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