Por Juan Fernando Cantos Oliva (psicólogo)
Si vives en una ciudad, y la mayoría de los españoles vivimos en una de ellas, aunque sea muy bonita, esté limpia y tenga servicios, se queda muy corta para “la vida”.
Me explico: Si sales de tu casa ¿qué ves? ¿más árboles o más edificios? ¿Más naturaleza o más cemento?
Salir y cambiar la “rutina cotidiana” por “un paisaje natural” acerca a la esencia de “la vida” entendida como biología, geología y etología.
Es importante reconocer que estamos perdiendo la batalla con el planeta. Nosotros la estamos perdiendo y el planeta seguirá ahí, azul o negro, pero la especie humana y sus ecosistemas se van a ir digamos… “a tomar por saco” (o al menos nuestra forma de vida cómoda, y despreocupada por lo natural).
Así que cuanto antes disfrutemos de la Naturaleza mejor la recordaremos. Sabemos que posiblemente ya no estará así en un tiempo. Los paisajes de la infancia e incluso los que vimos hace unos años están más deteriorados. Qué pena que sólo aumente el cemento, el asfalto, y la basura. Los árboles, la tierra, el agua, el hielo y hasta el ozono, están disminuyendo por muchas zonas.
Me gustaría resaltar que una atmósfera más limpia y oxigenada, la tranquilidad natural que marca un “tempo” diferente, los alimentos y las conductas menos elaboradas y menos manipuladas, son un regalo que no podemos rechazar.
Irse de vacaciones o simplemente pasear es una alegría, pero cuando además es en un “ecosistema más fiel a la vida y la sostenibilidad”, puede ser un regalo para los sentidos. Sentir la sensación de cuidar lo que nos cuida. Puede hacer que nos encontremos con nuestra condición de ser vivo individual y responsable de dejar el planeta igual o mejor que cuando llegamos a él.
¡Hazlo!
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